La Asociación de la Virgen de la Medalla Milagrosa les quiso agradecer su trabajo
Las hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl abandonarán la residencia municipal de San Fernando en el mes de agosto, por lo que la Asociación de la Virgen de la Medalla Milagrosa ha querido despedirlas el pasado lunes con un pequeño, pero muy entrañable, acto. Son muchos los recuerdos y momentos que las mujeres de la asociación han vivido con las hermanas vicencianas, hasta el punto de que, como dijo una de las mujeres de la asociación, “nos ha costado asimilarlo, ya no volveremos a reunirnos”.
Las mujeres acudían cada miércoles a coser para los pobres, y guardan con “un bello recuerdo la labor de las hermanas en las casa de socorro donde nacieron nuestros hijos”, así como “siempre han atendido a los ancianos”.
Uno de los momentos más emotivos del acto fue la entrega a Sor Pilar, delegada durante años en la asociación, de una placa en agradecimiento a su labor. La hermana agradeció el detalle humildemente, dando las gracias “por todo lo que he aprendido” y pidiendo perdón “por mis limitaciones y deficiencias”.
Estrecha colaboración
El acto comenzó con una ofrenda floral a la Virgen y una homilía a cargo del párroco de Santa María Magdalena, Lorenzo Nieto, que recordó los años de relación con las hermanas, desde que se ubicaban en la calle Botica y a donde acudía el párroco a bautizar. También agradeció la colaboración estrecha de las hermanas y destacó cómo las hermanas vicencianas “armonizan el carácter universal de la Iglesia con el concreto de cada parroquia” y saben adaptarse y responder.
La madre superiora, Sor Mercedes, animó a la asociación a seguir adelante y a servir a los pobres.
Los abrazos y las sonrisas pusieron fin al entrañable acto, en el que cada hermana recibió un pequeño obsequio. Ahora, serán destinadas a diferentes lugares en la provincia y fuera de ella.