Navidades violentas

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Viggo Mortensen y Naomi Watts en una escena del filmePROMESAS DEL ESTE

Tras inaugurar el pasado Festival de San Sebastián y ser premiada en el reciente certamen de Toronto, llega a las pantallas la última obra del canadiense David Cronenberg, que sigue así en la línea de su anterior cinta, Una historia de violencia, con la que también comparte protagonista, un Viggo Mortensen portentoso que borda un papel más profundo de lo que parece en un principio.  

Reino Unido-Canadá, 2007. (100')
Título original: Eastern Promises.
Director: David Cronenberg.
Producción: Robert Lantos.
Guión: Steven Knight.
Música: Howard Shore.
Montaje: Ronald Sanders.
Intérpretes: Viggo Mortensen (Nikolai), Naomi Watts (Anna), Vincent Cassel (Kirill), Armin Mueller-Stahl (Semyon), Josef Altin (Ekren), Mina E. Mina (Azim), Aleksandar Mikic (Soyka), Sarah-Jeanne Labrosse (Tatiana), Sinead Cusack (Helen), Jerzy Skolimowski (Stepan), Shannon-Fleur Roux (Maria), Donald Sumpter (Yuri).

Nikolai es un hombre enigmático, misterioso. Trabaja como chófer para una de las familias más importantes de la mafia rusa de Londres, encabezada por Semyon, quien tiene en su alocado hijo Kirill su principal problema. La tranquila vida de Nikolai da un giro cuando conoce a Anna, una matrona de un hospital londinense, muy afectada por la reciente muerte de una adolescente al dar a luz. Al encontrar su diario entre sus pertenencias, decide buscar a su familia para entregarles el bebé, pero éste está escrito en ruso y debe buscar ayuda para comprenderlo. Sin buscarlo, Anna desencadena la ira entre los mafiosos.

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El guionista Steven Knight reinventa el género del cine negro con su libreto, situando el argumento en una gran ciudad multicultural, estructurada de forma más cercana a la realidad actual. Y Cronenberg lo pone en imágenes con inusitada fuerza visual, con escenas en las que no obvia nada, presentando varias secuencias violentas que pueden herir sensibilidades (aviso a futuros espectadores), incluso desde el principio, sin habernos advertido antes, sentando las premisas así de lo que vamos a ver. Cabría destacar a este respecto la gran secuencia de las saunas.

Promesas del este puede entenderse también como una variante de las clásicas películas de buenos (“la gente corriente”) y malos, ángeles y demonios, salvo que los segundos sólo se mezclan con los primeros por causa del azar, son mundos distintos, que coexisten sin que los primeros sepan de los segundos (que sí parecen estar más al tanto de la realidad del mundo).
El director nos presenta un Londres diferente al que estamos acostumbrados. Sólo el famoso puente de la Torre, en un plano general, nos indica que estamos en la capital inglesa. En Promesas del este vemos un Londres suburbial, de bajos fondos y personajes marginales, al margen de la ley.

Con unas imágenes magnéticas, un tratamiento del color y de la luz magistrales y una narrativa intachable, Cronenberg firma un extraño y atípico cuento de Navidad en el que algunos sueños se cumplen, algunas personas se redimen de sus actos. Pero sería injusto reducirlo a eso. Promesas del este es mucho más, es sin duda su cinta más redonda y compleja. Una  cinta magistral, con un soberbio Viggo Mortensen y unos acompañantes (Watts, Mueller-Stahl y Cassel) que mantienen el gran nivel.

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