El fútbol se disfruta, el Betis además se vive

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Esta es la frase impresa en la bufanda que estuve luciendo durante el partido contra el Valencia el pasado domingo. Esta expresión, como otras muchas, refleja la grandeza de la afición del Betis que, con perdón, me ha decepcionado en el transcurso del encuentro. 

Aún a riesgo de equivocarme lo quiero hacer público; lo sentí a la finalización del partido (¡vaya desilusión!). Sin entrar en detalles sobre la profesionalidad, entrega y calidad de nuestros futbolistas a los que el Sr. Cúper tendrá que terminar de ‘adaptar’ y ‘depurar’ para obtener no sólo resultados sino rehabilitar la imagen de un equipo señorial cuando salte al césped a disputar el encuentro, quiero dirigir mi reflexión a la afición bética, especialmente a los que asisten al estadio los domingos:

– En primer lugar, nuestro equipo, falto de confianza, necesita de nuestro aliento durante todo el partido, no sólo a ráfagas, y para ello hay infinidad de gritos de aliento forjados a lo largo de 100 años de avatares sin necesidad de recurrir a los consabidos cánticos de mal gusto, según mi parecer, referidos al otro equipo de la ciudad o la reiteración en la exigencia de la marcha del máximo accionista, que sólo sirven para exaltar los ánimos y desviar la atención de lo único importante en ese momento: el partido.

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– No creo que haya otra afición que, antes de saltar al terreno de juego para sustituir a un compañero, silbe e increpe a un jugador de su equipo, ya que es el que nos puede solucionar el partido si está afortunado. Eso ocurrió con José Mari, jugador del Real Betis, y no creo que su ánimo fuera igual que si se le recibe con un aplauso. ¿A quién se perjudica? Indudablemente a nuestro equipo.

– ¿Dónde se ha visto que una afición aplauda al futbolista que te da la puntilla, aunque se llame Joaquín y haya sido el ídolo del beticismo en otra época? Eso también ocurrió en este partido. Si se quiere reconocer a un jugador del equipo contrario se le aplaude al final del encuentro cuando ni subes la moral del rival ni hundes en el desprecio a tu propio equipo y, si se quiere criticar la actuación de algún jugador del propio equipo, ha de hacerse también al final del partido. Como dijo el filósofo-historiador romano Salustio: La concordia hace crecer las pequeñas cosas, la discordia arruina las grandes…y el Real Betis es muy grande. Necesitamos estar más unidos que nunca hasta conseguir la recuperación de nuestro Betis.

¿Somos la mejor afición del mundo? Por supuesto  que sí, pero… demostrémoslo el próximo domingo frente al Mallorca y esperemos que en el encuentro del Bernabéu nos acompañe la fortuna y el acierto.

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