Ruta por la Garganta Verde P.N. de Grazalema (y II)

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Descenso a la Garganta Verde de Grazalema Esta caverna, habitada por palomas torcaces, se caracteriza además por las ‘lujosas’ columnas adosadas a sus paredes. Algunos tramos de la Garganta Verde y el interior de la caverna desconocen los rayos solares, por lo que el aire que por ahí circula es muy fresco y suave. A partir de aquí comienza propiamente el barranco. Lo primero que te encuentras es un rappel de cinco metros sin dificultad para los expertos.  Para mí y otros compañeros era la primera vez y por lo tanto estábamos algo preocupados. Una experiencia inolvidable.

A continuación un tobogán que acaba en una pequeña poza. En este casi todos los compañeros tuvimos nuestra peculiar aventura, aunque no demasiado alto, pero en la parte baja la pared deja de existir y en su lugar un gran hueco hace su presencia; al no encontrar apoyo para los pies, los porrazos eran casi continuos. Lo siguiente, es un rappel de ocho metros, algo más difícil porque tiene "barriguita". Una vez superado el tercer rappel paramos para comer, ya que en esta zona la garganta se ensancha ligeramente y penetran los rayos del sol.

Una vez repuestas las fuerzas se sigue el cauce del río que se va estrechando cada vez más, incluso en algunas zonas podemos tocar ambas paredes con nuestras manos.
Por último se llega a un rappel de cinco metros que, aunque no es muy alto, necesitamos de nuestras cuerdas y arneses para bajarlo. 
Una vez fuera del boquete, en el monte, se percibe un aumento de la temperatura. Cerca queda el río Bocaleones, frío, limpio y caudaloso, amurallado de vegetación. A partir de aquí comienza la parte más ‘húmeda’.

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Un manantial de agua cristalina nace de la piedra para comenzar la parte acuática del cañón de la Garganta Verde.
Cruce del río Bocaleones El río Bocaleones brota y comienza a correr el agua (sin fuerza para arrastrar a las personas). En tramos con  el agua casi por el cuello, fría, con mochila en alto y así durante algunos cientos de metros, hasta llegar a un pequeño puente, que es donde habremos dejado nuestros coches, y donde termina esta increíble ruta.

En esta ocasión estuvieron cinco compañeros del grupo ecologista de Alcalá de Guadaíra, encabezado por Mario, un excelente montañero, barranquista y escalador, que por cierto el año pasado tuvo un grave accidente en el pico Cervino, en los Alpes. Y otros doce compañeros del club Señal y Camino, encabezado por Rufino, nuestro coordinador, también un experto y conocedor montañero. Gracias, gracias a los dos.Aquí aprovechamos para ataviarnos con los arneses, y atender a las explicaciones de Mario, casco en cabeza y a andar.

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