La familia Monge hace balance del primer año sin su hermano, Antonio Monge
El lunes se cumplía un año desde que la familia Monge dejaba de tener contacto con su hermano, Antonio Monge, padre de Josué, el niño de 13 años de la barriada de Huerta Sola desaparecido el día 10 de abril del año pasado. Una situación que su familia, según Francisco Javier Monge, ha definido “como una tragedia personal y familiar que jamás nos esperábamos que tuviera un desenlance como este”. Después de 365 días marcado por la actualidad informativa en torno al caso de Josué, la familia paterna quiere recordar estos acontecimientos sin que esto suponga “dar una respuesta a mi cuñada, María Isabel García, ni entrar en batalla alguna”.
Tras las últimas declaraciones vertida por Isabel en su comparecencia pública en rueda de prensa coincidiendo con el primer aniversario de la desaparición, en la que se apuntaba que Antonio Monge tenía retenido a su hijo, la familia paterna asegura que “ no tenemos conocimiento alguno de que estén juntos, y aunque no lo descartamos, entre todas las posibilidades, sería la menos mala, ya que la mejor opción sería que estuviesen en casa con toda su familia”. Por ello, apunta Francisco Javier, “nuestro deseo es que donde quieran que estén vuelvan a casa, ya sea juntos o por separados, independientemente de que el conflicto familiar se solucione”.
No hacer un espectáculo
Durante este año la familia Monge quiere aclarar “que las informaciones y declaraciones aparecidas en los medios no se corresponden con la realidad”, apuntando que “esas declaraciones no justifican los medios”. Como familia, apunta Francisco Javier, “no queremos que esto se convierta en una telenovela o un espectáculo, lo que queremos son hechos y datos que nos lleven a encontrar a Antonio y Josué”. Para ello, “estamos en colaboración con la Policía Nacional en todos los niveles”. Por ello, queremos agradecer a todas las personas que han aportado algún dato y volver a solicitar a la ciudadanía que sigan colaborando si creen ver a las personas que aparecen en los carteles.
Entre todas las mentiras, según los Monge, que se han vertido en los medios de comunicación, destacan “ el que se diga que pensemos que Antonio está muerto, cuando desde un principio pensamos que sigue con vida; así como el que se de a entender que Josué temía a su padre, cuando lo que el niño temía era otras cosas, siendo Antonio un ejemplo para sus hijos”.
En este aspecto, la parte paterna quiere aclarar que no están enfrentados a la vertiente materna. Según el hermano mayor de Antonio, “durante los dos primeros meses de búsqueda estuvimos juntos en la casa de Antonio e Isabel, pero al comprobar que no íbamos por el mismo camino y ver una serie de comportamientos en mi cuñada con el que no estábamos de acuerdo, para evitar conflictos nos separamos”.
Una situación que ha hecho mella en toda la familia, sobre todo en los padres y abuelos de Antonio y Josué, respectivamente. Toda la familia se ha recluido en su fe cristiana-evangelista, comenta Francisco Javier, “celebrando reuniones de oración y ayuno para pedir a Dios por su regreso y nos consta que a través de internet hay muchas personas pidiendo por la misma causa”.
Último llamamiento
Después de un año de búsqueda y conjeturas, la familia no tiene una hipótesis sobre el caso, sólo “un montón de preguntas sin respuesta, afirmando que en el caso de que estuvieran juntos, lo entenderíamos, pero no lo justificaríamos, ya que ambos tienen una familia que los quieren y esperan”. Francisco Javier quiere desmentir categóricamente que Josué esté con su padre retenido, ya que “de estar juntos, el niño estaría ayudando a su padre, puesto que muchas veces había dicho a su progenitor, según nos contaba mi hermano, que no quería verlo llorar más”. Por ello, asegura, “si Antonio o Josué ven este periódico, le pedimos que vuelvan, que los estamos esperando con las manos abiertas”.