¡Qué emoción! Luces y las palmeras torcidas por los años y la tristeza. ¿Y qué más? ¿Adónde están los acordes musicales de la auténtica Navidad? Ese Belén viviente, esos campanilleros callejeros o esos estupendos coros que tenemos en nuestra ciudad, ese puesto de churros y su chocolate, esos puestos de bisutería y juguetes… ¿adónde está todo lo propio y bonito que dé vida y alegría?
No consiste en alumbrar, también en animar la Navidad de este centro. No se pueden hacer las cosas a medias.
Alumbrar la plaza de la ciudad no lo es todo, además hay que darle vida con lo que corresponda para hacerla acogedora en todo y para todos. No se puede poner una iluminación y morirse de asco. ¡Qué cosas digo! ¿verdad? ¡Que divertida!, sobre todo, ésta que tengo enfrente de casa, El Arenal.
Esas luces son las lágrimas que le caen de pena porque su alcalde no la mira con cariño. No la siente en su alma de “nazareno”. Todo este sentimiento se tiene que haber mamado para que lo que se haga salga de adentro. De otra forma, no pega ni con cola.
Cuando escribo estas cartas, se me caen las luces de mis ojos, son lágrimas, señor Toscano, ¡Cuántas cosas bonitas se podrían hacer!, pero nada, ni lo preciso completo.
No sé cómo continuar esta carta que me duele tanto escribir. Si usted estuviese en mis adentros me entendería, pero desgraciadamente no es así. Usted está en lo suyo, en lo que realmente le gusta, lo siento y no debo decirlo, pero es así. Las continuas propagandas de cotillones, cenas y demás en el hipódromo no le dejan tiempo para pensar en éstas y otras cosas que le pido.
Ya en 2006 hemos tenido alumbrado, ¿tendremos el resto para 2007?
Deseamos todos que así sea si sigue usted siendo nuestro alcalde. Si no, tendremos que pedírselo al nuevo. Ya lo sabremos para mayo florido y hermoso.
Tengo muchas más cosas que pedirle pero no quiero agobiarle más. Solo saludarle afectuosamente y desearle un próspero Año Nuevo, al igual que a todos los lectores y lectoras amigos y vecinos de nuestra querida Dos Hermanas.
