1917-2017. La centenaria estación de trenes de Dos-Hermanas

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1917-2017. La centenaria estación de trenes de Dos-HermanasDos-Hermanas tiene la suerte de contar con numerosas muestras del estilo neomudéjar sevillano. Una de ellas se encuentra en la zona norte de la plaza del Arenal, el histórico Paseo de Federico Caro. Se trata de la estación de ferrocarriles, que en este presente año cumplirá su centenario. Curiosamente, es la única estación levantada en la línea férrea de Sevilla a Cádiz en este peculiar estilo artístico.

La Compañía de Ferrocarriles Andaluces, empresa que explotaba y gestionaba la citada línea de ferrocarril, siempre se decantó por otros estilos mucho más clásicos a la hora de diseñar sus estaciones, a diferencia de su ‘rival’, la MZA (Madrid-Zaragoza-Alicante), que gestionaba los tendidos ferroviarios que conectaban Sevilla con Huelva y Córdoba, y utilizó mucho el estilo neomudéjar (ahí están los ejemplos de las estaciones de Plaza de Armas en Sevilla y las de Huelva y Sanlúcar la Mayor). Pero a la hora de construir una nueva estación en nuestra localidad, la Compañía de Ferrocarriles Andaluces decidió emplear por vez primera ese estilo artístico. ¿A qué se debió tal decisión? Principalmente al gusto de la época, pues en los años cercanos a la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929 triunfaron en la capital hispalense tanto el regionalismo como el neomudéjar. Simplemente, eran los estilos más demandados.

Desde finales del siglo XIX, hubo numerosos intentos, todos infructuosos, de sustituir la estación de ferrocarriles nazarena construida en 1859 e inaugurada en 1861. El principal intento se dio en 1879, cuando el entonces alcalde José Carballido inició las gestiones pertinentes para conseguir una nueva estación en Dos-Hermanas. Pero se encontró con la negativa de la compañía, nada dispuesta a desembolsar cantidad alguna de dinero.
Sin embargo, la situación cambió en 1917. Entonces se hizo muy necesario sustituir la anticuada estación de trenes, que presentaba un mal estado de conservación y, por tanto, no estaba a la altura de la categoría que estaba adquiriendo la localidad gracias a la industria de la aceituna y a la estancia de numerosas familias adineradas de Sevilla que tomaban el tren para llegar a Dos-Hermanas.

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1917-2017. La centenaria estación de trenes de Dos-Hermanas

En la sesión celebrada por los capitulares nazarenos el 9 de febrero de 1917 se leyó una carta enviada por el director de la Compañía de Ferrocarriles Andaluces en la que se informaba de que en ese mismo año se construiría un edificio nuevo de viajeros y se adoquinaría la entrada del mismo. Parece ser que en esta decisión de edificar una estación más cómoda y moderna tuvo una activa intervención el político Pedro Rodríguez de la Borbolla, líder de los liberales sevillanos. Por esta razón, el concejal Pizarro propuso, y así se acordó, dar un amplio voto de gracias a Rodríguez de la Borbolla “por el interés con que toma todos los asuntos de este pueblo”.

El 28 de agosto de ese año, se aprobó el proyecto de la nueva estación de viajeros, realizado meses antes (en abril) por el ingeniero de Caminos, Canales y Puentes malagueño Pedro de Ansorena Sáenz de Yubero. Y poco después comenzaron las obras. Aunque desconocemos la fecha exacta de conclusión de las mismas, es probable que para diciembre de 1917 estuvieran terminadas. Lo cierto es que en 1919 se aprobó el proyecto de construcción de la cantina, también siguiendo el estilo del resto de la estación, firmada por el propio Ansorena.

En las décadas siguientes el edificio apenas sufrió intervenciones, más allá de las lógicas reparaciones, hasta que a principios de los años 90 comenzaron una serie de obras que cambiaron en buena parte la fisonomía de la estación. De esta forma, se colocaron los soportales de fundición en los andenes, para, de esta forma, resguardar a los viajeros de las inclemencias. Además, en 1996-1997 se procedió a la limpieza de la fachada de la estación y se construyó un aparcamiento en sus inmediaciones y poco más tarde, el 31 de marzo de 1998, el gerente de Cercanías de RENFE, Rafael Rodríguez Rebollo, descubrió el azulejo que contiene los versos que el poeta Juan Ramón Jiménez dedicó a Dos-Hermanas en 1912 y que aún hoy podemos ver. Finalmente, poco tiempo después se llevó a cabo la ampliación de la estación neomudéjar. Una ampliación que para nada va en sintonía con el estilo del edificio, afeando claramente el conjunto resultante. Y precisamente en la nueva zona construida se situó el bar de la estación.
Hoy en día, la peculiar estación de trenes nazarena sigue siendo una de las puertas de entrada de nuestra ciudad y una de las principales estaciones de la provincia de Sevilla.

{xtypo_rounded3}Una joya del neomudéjar sevillano, lugar de paso de viajeros y visitantes
El resultado de las obras de 1917 fue un edificio de veintiocho metros de fachada y nueve metros de fondo. Construido en ladrillo (de dos colores) sobre basamento de piedra, está dividido en tres zonas, siendo las laterales de dos plantas y la central de una sola. En la planta inferior se disponían, entre otros, almacenes, dependencias de equipajes, oficinas y archivo. En las plantas superiores se encontraban la vivienda del jefe de estación y del resto del personal. En la zona central se hallaba (como hoy en día) el vestíbulo, donde los viajeros esperaban a que llegaran los trenes. A él se accede por cuatro puertas, dos de ellas dan a la plaza del Arenal y las otras al andén principal. El vestíbulo posee suelo de mármol blanco y aparece decorado con hermosas yeserías que recuerdan la decoración nazarí. Ocho columnas de mármol, también de clara inspiración nazarí, sostienen arcos de herradura polilobulados y un zócalo de azulejos recorre ese vestíbulo, aunque bien es cierto que del zócalo originario apenas se conservan unos cuantos pequeños paños. Del exterior de la estación destacan, por una parte, los merlones sirios que rematan el edificio y, por otra, los arcos de herradura presentes en ventanas y puertas de acceso. Destacables son las cuatro puertas que desde el exterior dan acceso al vestíbulo. Sus arcos de herradura aparecen enmarcados con un alfiz y en su interior vemos un interesante paño de azulejos de la época de construcción de la estación. {/xtypo_rounded3}

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