La calle Alcoba

Allá en el ‘Barrio Alto’

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A mediados del siglo XVI, el lugar donde se asienta la calle Alcoba era un olivar sin apenas edificaciones destacadas, más allá de algún que otro pequeño almacén. Sin embargo, debido al incremento poblacional de Dos-Hermanas ocurrido a finales del Quinientos, aquella zona comenzó a urbanizarse, tomando pronto el curioso nombre de ‘Barrio Alto’, pues, ciertamente, el lugar se encontraba un tanto elevado con respecto al colindante camino Real que conducía a la capital hispalense. Y formando parte de ese ‘Barrio Alto’ se encontraba esta calle que tratamos.

La primera vez que se menciona a esta vía es en el testamento de Juan de Torres, otorgado el 3 de enero de 1599. En él se habla de unas casas situadas “en la calle que dizen de los Alcobas”, por lo que el origen de esta histórica vía no debe estar muy lejos del año reseñado.
De todas formas, la primera vez que aparece recogida en un padrón de vecinos fue en el formado el 30 de noviembre de 1631 con motivo de la venta de la villa al duque de Alcalá de los Gazules. Según este padrón, residían en ella un total de 213 personas.

La calle Alcoba

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Ya a mediados del siglo XVIII, aparece mencionada nuevamente en el llamado Catastro del Marqués de la Ensenada (1751). En él se reseña que existían en esta calle un total de treinta y siete casas, de las cuales, once estaban techadas de paja, y la mayoría de ellas eran de una sola planta. Esta situación se mantuvo en las décadas siguientes, tanto es así que, según el Padrón de la Contribución Territorial de 1819, la calle Alcoba poseía treinta y ocho casas, muchas aún con techumbres de bayunco. Y terminando el siglo XIX, en 1892, residían en esta vía 296 personas, la mayoría jornaleros dedicados a los trabajos del campo.

¿Qué nombres tuvo?
Esta histórica calle posee la particularidad de que a lo largo de sus más de cuatro siglos de Historia ha mantenido prácticamente intacta su tradicional denominación, a pesar de los continuos vaivenes que ha sufrido el nomenclátor nazareno. Cuando nació, allá en las postrimerías del siglo XVI fue llamada calle de los Alcobas, precisamente por tener en ellas ciertas propiedades algunos miembros de la familia Alcoba. Con el paso del tiempo, el artículo ‘los’ cayó en desuso y la calle pasó a ser conocida simplemente como ‘de Alcoba’. Finalmente, desde 1832 el nombre oficial de esta vía pasó a ser Alcoba a secas.

A principios del siglo XX comenzaron a proliferar los negocios en la calle Alcoba, dándole mayor vitalidad. De este modo, en 1915 existían las panaderías de Francisco Fernández Serrano, Manuel López Leal y de Manuel Rubio Cózar, mientras que José Pérez Montero ejercía su oficio de zapatero en el n.º 18. También en ese año tenía una herrería José Rodríguez Martín en el n.º 17 y una carpintería José Salguero Martín. Poco tiempo después, en 1921, Matías Cañada López tenía una barbería en el n.º 27, mientras que en el n.º 1 vivía José Valera Doval, de oficio corredor. Asimismo, en 1938, Antonio Camacho Barbero, poseía una tienda de comestibles en el n.º 63, y muy cerca de ésta estaba otra tienda, propiedad de José Morales Cotán.

La calle Alcoba

Siendo como era ésta una calle de sencillos y humildes vecinos, el consistorio nazareno apenas puso interés en adoquinarla, por lo que siempre fue una calle terriza, hasta que fue asfaltada en la década de 1970. Por esos años existía en la esquina de la calle Alcoba con la actual avenida de Sevilla un taller de mecánica en general, regentado por Miguel Romero Ganga, conocido como ‘el Pocas Perras’.

Por otro lado, la calle ha formado parte del itinerario de varias hermandades, como Gran Poder y Santa Ana, y en ella tiene su sede la hermandad de Nuestra Señora del Rocío, inaugurada en 2002.En la actualidad, la calle Alcoba sigue manteniendo ese sabor ‘a pueblo’, siendo una tranquila vía.

Los Alcoba
Fue una de las principales familias de Dos-Hermanas a finales del siglo XVI y principios de la siguiente centuria. El primer miembro de esta familia del que tenemos constancia documental es Antón de Alcoba, que ya era vecino en Dos-Hermanas en 1547. Esta familia pronto emparentaría con otras de gran relevancia en la Historia nazarena, como los Pozas o los Rodríguez de Rivas. Destacó sobremanera Hernando de Alcoba, alguacil mayor del concejo de Dos-Hermanas en dos ocasiones (1614 y 1635). Y en esta calle que tratamos tuvieron propiedades, residiendo algunos de sus miembros en ella, prácticamente desde los inicios hasta bien entrado el siglo XX.

Vecinos destacados

La calle Alcoba ha sido siempre solar de familias humildes dedicadas, principalmente, a las labores del campo. Sin embargo, algunos de sus vecinos llegaron a destacar, jugando un papel importante en la vida cotidiana de la villa. De todos ellos, el más relevante fue, sin duda alguna, el médico Lázaro de Flores (1625-1673). Nacido muy posiblemente en esta vía, en ella vivió muchos años, hasta que embarcó rumbo a la isla de Cuba, donde ejerció su profesión y escribió su obra Arte de Navegar, primer libro científico escrito en esa isla caribeña. También fue importante (aunque no tanto como el anterior), Juan Hidalgo (1792-1841), sacristán menor de la iglesia de Santa María Magdalena entre 1815 y 1818. En esta calle poseía, además de su vivienda, un pequeño solar. Contrajo matrimonio con Josefa Sánchez, y tuvieron once hijos (un nieto suyo fue el conocido maestro de obras Francisco Hidalgo Carret). Falleció de manera trágica (ahogado en el río Guadalquivir) en 1841. En 1915, residía en el n.º 46 de la calle Alcoba José Borrego Vázquez, teniente coronel de Ingenieros. Y, por último, en esta vía vivió Antonio Alonso Madueño (1902-1985), que llegó a ser concejal en los años de la II República.

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