Los mundos de Álex de la Iglesia

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Película El Bar de Álex de la IglesiaEL BAR

Vuelve aquí Álex de la Iglesia a explotar ese estilo tan suyo, ese al que nos tiene acostumbrados en casi todas sus películas, cintas de ritmo vertiginoso, y en la que un grupo heterogéneo de personajes se ven metidos de lleno en situaciones que van más allá del límite de lo posible, y que se ven abocados por ello a experimentar situaciones que se desbocan. Lo hemos visto en El día de la bestia, en Crimen ferpecto, en La comunidad o más recientemente en Las brujas de Zugarramurdi.

{xtypo_rounded3}España, 2017 (102′)
Dirección: Álex de la Iglesia.
Producción: Mikel Lejarza, Mercedes Gamero, Kiko Martínez, Carolina Bang, Álex de la Iglesia.
Guión: Jorge Guerricaechevarría, Álex de la Iglesia.
Fotografía: Ángel Amorós.
Música: Carlos Riera, Joan Valent.
Montaje: Domingo González.
Intérpretes: Blanca Suárez (Elena), Mario Casas (Nacho), Carmen Machi (Trini), Secun de la Rosa (Sátur), Jaime Ordóñez (Israel), Terele Pávez (Amparo), Joaquín Climent (Andrés), Alejandro Awada (Sergio).{/xtypo_rounded3}

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Son las nueve de la mañana, cuando un grupo de desconocidos desayuna en un bar del centro de Madrid. Alguien entra con un ataque de tos al baño. Uno de los clientes sale a la calle y recibe un disparo en la cabeza. Cuando otro de los clientes va a socorrerle también es asesinado. Nadie más se atreve a salir. Las calles están vacías, los teléfonos sin cobertura, las televisiones no informan. Así que se ven encerrados en el bar hasta saber qué ocurre.

Los personajes son tan variopintos (y, sí, habituales en el universo del bilbaíno) que, como en otras ocasiones, la historia sirve de parábola social. La mejor película de de la Iglesia desde Balada triste de trompeta mantiene un ritmo in crescendo desde el plano secuencia inicial que sirve de presentación de los personajes. Cierto que hay un pequeño parón en la zona media, y también que se desaprovecha la confrontación entre el grupo cuando este se separa (olvidándose de los que quedan arriba, y acabando esta parte pronto y mal).

Son varias las referencias durante el metraje. Algunas muy evidentes, como El ángel exterminador de Buñuel, otras menos, como la del corto 7:35 de la mañana (con la que Nacho Vigalondo, del que estamos deseando el estreno de su Colosal) estuvo nominado al Oscar, y por supuesto a diversas cintas del propio de la Iglesia.

Con un grupo de intérpretes a muy buen nivel (Blanca Suárez lleva la historia adelante enfrentándose (y saliendo muy bien parada) a un género al que no está acostumbrada), muy buena fotografía, una acertada banda sonora, y una dirección muy destacable, en la que de la Iglesia se mueve como pez en el agua en su zona de confort, llena de estridencias, de feísmo, de lucha sucia, con personajes muy distintos con la idea de que el espectador se identifique con alguno de ellos (aunque son tan radicales que resulta complicado) y llegue a preguntarse qué haría cada uno de ellos en una situación tan radical como la que se presenta.

Y en ello, El bar cumple su objetivo, explotando los más bajos instintos del ser humano, los prejuicios, el egoísmo, la violencia sobrevenida por el afán de supervivencia…

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