San Google te arregla la vida

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Película LionBasada en hechos reales, y construida concienzudamente para optar a la temporada de premios tocando las conciencias y los corazones de los espectadores, Lion, divide su trama en dos partes, en dos épocas, dos localizaciones, y dos tonos diferentes. Y es la primera de ellas, más documental si se quiere, la que destaca en todos estos niveles.

{xtypo_rounded3}Australia-Estados Unidos-Reino Unido, 2016 (118′)
Título original: Lion.
Dirección: Garth Davis.
Producción: Iain Canning, Angie Fielder, Emile Sherman.
Guión: Luke Davies, basado en el libro de Saroo Brierley.
Fotografía: Greig Fraser.
Música: Volker Bertelmann, Dustin O’Halloran.
Montaje: Alexandre de Franceschi.
Intérpretes: Dev Patel (Saroo Brierley), Rooney Mara (Lucy), Nicole Kidman (Sue Brierley), David Wenham (John Brierley), Divian Ladwa (Mantosh Brierley), Priyanka Bose (Kamla), Sunny Pawar (Saroo, niño), Abhishek Bharate (Guddu), Tannishtha Chatterjee (Noor), Rita Boy (Amita).{/xtypo_rounded3}

El pequeño Saroo, que sobrevive con su familia entre miseria y basura como buenamente puede, se queda dormido en un tren, y acaba solo, en el hormiguero que es Calcuta, a 1600 kilómetros de su casa, donde ni siquiera se habla el mismo idioma. Allí, tiempo después, Saroo será adoptado por un matrimonio australiano, donde desarrollará una vida acomodada. Veinticinco años después los recuerdos de su pasado resurgirán y con los pocos datos que quedan en su memoria, y con la ayuda de Google Earth, se embarcará en la búsqueda de su familia perdida.

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La película comienza con una reflexión (no tan acertada ni punzante como debería) sobre la pobreza en el mundo. En esta primera parte, Garth Davis (debutante en el largometraje) acierta con el tono, huyendo de lo fácil, sin ensañarse en la pobreza extrema, y sin necesidad de acentuar el mensaje con una emotiva banda sonora, casi sin diálogos. Y con unos personajes que transmiten verdad.

En la segunda, en cambio, cuando el tiempo pasa y la acción se traslada a Australia (llevamos una hora de metraje y es entonces cuando aparece el protagonista, Dev Patel), todo cambia. Y es aquí cuando toda la fuerza e intensidad acumulada, todo el buen cine visto hasta ahora, se derrumba, y la película se convierte en un melodrama sensiblero, lleno de clichés, y con mucha tendencia a lo lacrimógeno, llegando a su culmen en la indescriptible escena final, donde son los personajes reales, en los que se basa la historia, los que aparecen en pantalla.

Podía haber sido una reflexión sobre la sociedad injusta en la que vivimos, los problemas políticos y hasta morales en los que nos movemos, pero la historia deriva hacia un trauma personal, con un tono de melodrama que llega a irritar.

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