Caos en exceso

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Película Mi gran nocheMI GRAN NOCHE

Es evidente que Álex de la Iglesia es un gran fan de Raphael. Hace unos años utilizó una de sus canciones como tema principal de una de sus películas, e incluso daba título a la misma (hablo de la gran Balada triste de trompeta). Y esta vez ha ido más allá, no sólo repitiendo la estrategia, sino escribiendo junto a su habitual Guerricaechevarría una película para que la protagonizara el mismísimo Raphael (después de 42 años sin hacer cine), y sin tener plan B. Si Raphael decía que no, no habría película.

{xtypo_rounded3}España, 2015.
Dirección: Álex de la Iglesia.
Producción: Enrique Cerezo.
Guión: Álex de la Iglesia, Jorge Guerricaechevarría.
Fotografía: Ángel Amorós.
Música: Joan Valentsd.
Montaje: Domingo González.
Intérpretes: Raphael (Alphonso), Mario Casas (Adanne), Blanca Suárez (Paloma), Pepón Nieto (José), Santiago Segura (Benítez), Carolina Bang (Cristina), Antonio Velázquez (Antonio), Hugo Silva (Roberto), Carlos Areces (Yuri), Carmen Machi (Rosa), Enrique Villén (Soriano), Terele Pávez (Dolores), Carmen Ruiz (Amparo), Ana Polvorosa (Yanire), Tomás Pozzi (Perotti), Marta Guerras (Sofia), Marta Castellote (Lourdes), Luis Callejo (Regidor).{/xtypo_rounded3}

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José es un pobre perdedor al que contratan para acudir como figurante a la grabación del programa de Nochevieja en pleno agosto, en un polígono a las afueras de Madrid. Allí, Alphonso, una mítica estrella de la canción, rivaliza con Adanne, un nuevo ídolo juvenil, por ser el primero en aparecer tras las campanadas. Fuera, un grupo de trabajadores que protesta por un reciente ERE empieza a desmandarse. Dentro, un grupo de personas que llevan encerrados semana y media, y que está deseando que todo termine para irse a casa.

Mi gran noche reúne muchos de los elementos que ya estaban presentes en la filmografía anterior de de la Iglesia. Rebelión ciudadana y laboral, como en Acción Mutante; la Navidad como época en la que todo se desfasa, como en El día de la bestia; presentadores y artistas que no se soportan y que se enfrentan en pantalla, como en Muertos de risa; chanchullos entre directivos de televisión, como en La chispa de la vida…

A pesar de lo espectacular, de lo abigarrado, del típico bizarrismo del cine del bilbaíno, y del extenso reparto (muchas de sus cintas suelen ser corales y esta se supera) y del alto presupuesto que se presupone, argumentalmente estamos ante una cinta menor del director. Son tantos los personajes que se acaba perdiendo en una serie de tramas en las que no llega a pasar de simples esbozos. A pesar de que tiene algunos momentos verdaderamente divertidos, la película no siempre funciona. Aunque pretende ser una sátira, hay veces que lo que más predomina es el caos involuntario. A veces se va tan de madre que se convierte en una parodia de la parodia que pretende ser.

El reparto está bien, casi sin excepciones. Raphael es la estrella de la función (memorables esos guiños -algunos sutiles- a Darth Vader, al padre de Supermán o a Willy Wonka). Pero la mayor sorpresa la da una magnífica Blanca Suárez, que explota una vis cómica desconocida hasta ahora, y que brilla en todas y cada una de sus apariciones en pantalla.

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