Buen Allen, pero no el mejor

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Película Irrational ManIRRATIONAL MAN

Una de las tradiciones cinéfilas que más alegrías suele provocar es acudir, cada otoño, al estreno de la nueva película de Woody Allen, el pequeño genio neoyorquino, el autor que, pese a que de vez en cuando da un patinazo, tiene por norma presentarnos películas de una calidad muy por encima de la media de cintas que nos llega a las salas.

{xtypo_rounded3}Estados Unidos, 2015 (95′)
Escrita y dirigida: Woody Allen.
Producción: Letty Aronson, Stephen Tenenbaum, Edward Walson.
Fotografía: Darius Khondji.
Música: Fernando Velázquez.
Montaje: Alisa Lepselter.
Intérpretes: Joaquin Phoenix (Abe), Emma Stone (Jill), Jamie Blackley (Roy), Parker Posey (Rita), Betsy Aidem (Madre de Jill), Ethan Phillips (Padre de Jill), Sophie von Haselberg (April), Susan Pourfar (Carol), Robert Petkoff (Paul), Kate McGonigle (Ellie), Tom Kemp (Juez Spangler).{/xtypo_rounded3}

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En esta ocasión, en esta su película número 45, Allen da una vuelta de tuerca más a temas que ya había utilizado. En todas sus cintas suele tratar, aunque sea de modo tangencial, dilemas filosóficos, pero en esta Irrational man, aún más (al menos en principio, que después parece diluirse todo en las relaciones humanas que abundan en su filmografía) al ser su protagonista, precisamente, profesor de filosofía en la universidad. 

Este es Abe, un tipo desganado, alcoholizado y en plena crisis existencial, que llega a una pequeña universidad de provincias para dar clases, y que pronto, debido a su atormentada personalidad, provoca la atracción de Rita, una profesora deseosa de que la rescate de su aburrido matrimonio, y Jill, su mejor alumna y que se convertirá en su mejor amiga allí. Hasta que un día, por casualidad, descubre la motivación para seguir viviendo.

Aunque estamos hablando de Allen, no es esta una comedia, a pesar de que tampoco le faltan sus toques de humor. Más cerca del thriller, sobre todo en su segunda mitad, la cinta comienza con el (ciertamente manido) tema del profesor que se relaciona con la alumna, pero después da un giro que lo acerca a Hitchcock. Es entonces cuando la película remonta el vuelo, cuando la cuestión filosófica (¿hasta dónde puede ser moral un delito?, ¿si se evita un mal mayor, está bien cometer un asesinato?). No obstante, Allen, que a sus casi ochenta años ya parece rodar con el piloto automático, no profundiza en el tema lo que sería conveniente.

A pesar de todo, el mayor error de Irrational man es el abuso de la voz en off. Contada además a dos voces (tanto por Abe, como por Jill), siempre resulta difícil, incómodo y hasta feo el contar con off lo que bien se podría contar con imágenes. Hay que ser muy bueno para que realmente funcione. Y en el caso de Allen, a pesar de que es un maestro (y eso es así), está lejos de sus obras maestras (y afortunadamente, también de sus peores obras).

Película irregular en cuanto a lo que cuenta (que no el cómo, que ya sabemos que Woody de esto del cine sabe un rato), cuenta con un trío protagonista fantástico: si bien no se recuerda a Parker Posey tan bien, Joaquin Phoenix (arrollador) y Emma Stone (encantadora) demuestran una vez más que son (casi) los mejores actores de su generación. Por cierto, a Emma le debe Woody una tercera película, en la que ella sea la estrella absoluta, para pagarle todo lo que le ha dado en las dos anteriores. Así podría cerrar el ciclo.

 

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