1979. José Claro: “El cobrador de la luz ya no tiene sentido, ahora mandan los recibos a casa”

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José Claro: “El cobrador de la luz ya no tiene sentido, ahora mandan los recibos a casa”Este polifacético nazareno medita retirarse tras haber sido panadero, criador de gallinas y maestro

Pocas caras son tan conocidas en los hogares de Dos Hermanas como la de José Claro Porrero. Desde 1948 es el cobrador de la luz. No hay mes que falte con su maleta cargada de facturas, una escena que pronto desaparecerá de nuestras calles. Los tiempos modernos traen también un nuevo estilo de vida. Sevillana de Electricidad ha comenzado a enviar las facturas por correo, “y por tanto”, nos cuenta José, “este oficio deja de tener sentido”. Piensa ya en retirarse.

La vida de José ‘el de la luz’ ha estado repleta de anécdotas. Por ejemplo: enterarse, al fallecer su madre, que se llamaba Pastora y no Ángela como siempre habían creído; o no tener otra ocurrencia que casarse con su novia (Ana Gómez, deshuesadora de León y Cos) un 31 de diciembre, horas antes de las uvas. Con ella tiene tres hijos: Eva, José Adán y Manuel.

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1979. José Claro: “El cobrador de la luz ya no tiene sentido, ahora mandan los recibos a casa”

En su vida no ha hecho otra cosa que trabajar. Con 13 años cambió los libros de las Escuelas del Ave María por los avisos. Era ‘el niño del telégrafo’. Recorría el pueblo dando avisos de conferencia. Ganaba 20 pesetas al día y seis de propina. Hasta que un día plantó cara a la abuela de su jefa (Doña Modesta), que se quiso aprovechar y le mandó a un recado a la plaza de abastos. “Aquí yo no estoy para eso”, le dijo, y se fue. Después se dedicó a cuidar vacas en una huerta, trabajó de aprendiz de albañil, ayudó en una panadería, cogió aceitunas… hasta que un día de 1948, José D’Amigo, entonces cobrador de la luz, viendo en José a un muchacho espabilado, le preguntó: “¿Tú estás bien de cuentas? Pues vente conmigo a cobrar. Te doy diez céntimos por cada factura que cobres”. Y de eso hace ya 31 años. El tiempo ha volado.

Actualmente recauda 90.000 pesetas diarias. En todos estos años, sólo tuvo un percance: “Una vez, en Cerro Blanco, llevaba 80.300 pesetas en la cartera y se me cayó todo al suelo. Entre cuatro me ayudaron, pero cuando fui a contar, faltaban 304 pesetas”, nos relata. Nunca las recuperó.
La cobranza de la luz nunca ha sido su único trabajo. Los primeros quince años, lo alternaba con otro de ayudante de mesa en la panadería de Antonio Morán, en la calle Rivas. Allí entraba de madrugada y cuando salía, por la mañana, se iba a cobrar la luz. “Había días que no me acostaba”, asegura.

Más tarde, invirtió en la cría de gallinas, una afición en la que se formó gracias a los libros. Llegó a tener más de 500 gallinas. Recuerda que invirtió 15 noches para fabricar 1.500 ladrillos con los que construir dos cuartos en la nave para los pollitos.

Pero si a alguien le ha impresionado el carácter polifacético de José, aún queda otra sorpresa: a principios de los 70 montó una escuela clandestina en calle Hojiblanca, donde vive. A su única aula acudían cada día unos 25 niños de Ibarburu, dado que no había colegios en el barrio. Él mismo daba las clases. La cerró hace poco, cuando abrió sus puertas el nuevo colegio Fernán Caballero.

{xtypo_rounded3}Ni una palabrota
José Claro nació el 28-2-1929. Es amante de la lectura y del refranero español. Siempre tiene uno a mano. Lleva a gala no haber dicho nunca una palabra malsonante, no haber fumado ni haber bebido alcohol en su vida. En la foto, cuando hizo la mili (1951).{/xtypo_rounded3}

Dos Hermanas, en nueve zonas
Para realizar el cobro de las facturas de la luz, José divide Dos Hermanas en nueve zonas o cargos. El cargo 1, por ejemplo, son las calles Real y Canónigo. El 2, Santa María Magdalena y Francesa, etc. Llamaba a la puerta y, si nadie abría, dejaba un aviso, cuyo contenido nos recita de memoria: “No nos ha sido posible hacer efectiva nuestra factura al presentarla en su dirección. Por lo tanto, rogamos ingrese su importe en la sección de cobranza de la compañía, a partir de pasado mañana. Una vez transcurridos cinco días sin haber sido abonada, nos veremos en la precisión de interrumpir el servicio. Nota: para el pago de la factura es indispensable la presentación del presente aviso”. Arriba, José Claro y José Soult a las puertas de la fábrica de la luz durante el adoquinado de la calle Conde Ybarra (Real Utrera) el 17-9-1949. A la izquierda, chimenea de la fábrica desde el patio interior.

 

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