El Quijote americano

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Película NebraskaNEBRASKA

Puede ser la tapada de los Oscar, la cinta que ha llegado a la final (opta a seis premios: mejor película, director, actor, actriz de reparto, guión y fotografía) haciendo menos ruído, pero que podría dar la campanada. Y, de lograrlo, nadie se llevaría las manos a la cabeza. Ello es porque detrás está el siempre eficaz Alexander Payne, autor de obras como Los descendientes, Entre copas, A propósito de Schmidt o Election. Obras todas magníficas, pero en las que (a pesar de elementos comunes) también se observa una evolución.

{xtypo_code}Estados Unidos, 2013. (115′)
Dirección: Alexander Payne.
Producción: Albert Berger, Ron Yerxa.
Guión:  Bob Nelson.  
Fotografía: Phedon Papamichael.
Música: Mark Orton.
Montaje: Kevin Tent.
Intérpretes: Bruce Dern (Woody Grant), Will Forte (David Grant), June Squibb (Kate Grant), Bon Odenkirk (Ross Grant), Stacy Keach (Ed Pegram), Mary Louise Wilson (Tía Martha), Rance Howard (Tío Ray), Tim Driscoll (Bart), Devin Ratray (Cole), Angela McEwan (Peg Nagy). {/xtypo_code}

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La película toma la forma (como es habitual en el director) de una road-movie, y parte de una premisa muy sencilla: Woody es un anciano, bordeando la demencia (cosas de la edad) que cree haber ganado un millón de dólares por culpa de una carta publicitaria que le ha llegado hace poco, y empeñado en ir a Lincoln (Nebraska) a recoger el premio, aunque sea andando. Tras escaparse varias veces, su hijo decide acompañarlo y protegerlo en la aventura.

Rodada en un sobrio blanco y negro, Payne (que rueda por primera vez un guión ajeno) se las apaña para utilizar todos sus elementos habituales, y poner sus señas de identidad en el producto. Es quizás la cinta más tierna (si se me permite) del director. Lejos queda la caricaturización de los personajes de Election. Aquí, el viaje que emprenden padre e hijo (a los que el tiempo y las circunstancias han alejado), les sirve para conocerse mejor, para que surjan secretos del pasado por obra y gracia de un grupo de fantásticos secundarios que quieren aprovechar la situación sacando trapos sucios.
Woody es una especie de Quijote, enajenado y empeñado en ver lo que quiere ver, y luchar por ello. Y su hijo (muy bien Will Forte, eclipsado por un soberbio Bruce Dern) se ve obligado a acompañarle, cual Sancho, para protegerle, para intentar hacerle ver con ‘los ojos de la razón’, en vez de con los del corazón.

Historia melancólica, que no evita el humor, Nebraska despierta sonrisas, a pesar de que su visión se sustenta en la derrota, pero también en la esperanza. Es una historia ambigua que te atrapa, una comedia triste de eso que llaman la América profunda, de un luchador que lo único que pretende, en realidad, es recuperar la dignidad.

 

 

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