El genio en la sombra

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1501HITCHCOCK

Comencemos con un hecho evidente: Alfred Hitchcock es uno de los mejores directores de la historia del cine. No creo que nadie lo ponga en duda. Sus películas, casi todas, son intemporales, e incluso viéndolas hoy, permanecen en la retina y en la memoria hasta mucho después de que se haya visto. Sobre todo una en concreto, la que es clave y ocupa gran parte de la trama de esta Hitchcok, Psicosis.

{xtypo_code}Estados Unidos, 2012 (98′)
Dirección: Sacha Gervasi.
Producción: Alan Barnette, Joe Medjuck, Tom Pollock, Ivan Reitman, Tom Thayer.
Guion: John J. McLaughlin, basado en el libro de Stephen Rebello.
Música:  Danny Elfman.
Fotografía:  Jeff Cronenweth.
Montaje: Pamela Martin.
Intérpretes: Anthony Hopkins (Alfred Hitchcock), Helen Mirren (Alma Reville), Scarlett Johansson (Janet Leigh), Danny Huston (Whitfield Cook), Toni Collette (Peggy Robertaon), Michael Stuhlbarg (Lew Wasserman), Michael Wincott (Ed Gein), Jessica Biel (Vera Miles), James D’Arcy (Anthony Perkins), Richard Portnow (Barney Balaban), Kurtwood Smith (Geoffrey Shurlock).{/xtypo_code}

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Alfred Hitchcock está en la cima de su carrera, es uno de los directores más prestigiosos y respetados de Hollywood, y acaba de tener un éxito arrollador con su última película Con la muerte en los talones. Pero después no sabe qué hacer, no encuentra un proyecto que le satisfaga. Hasta que lee un pequeño libro, Psicosis, basado en los asesinatos que cometió Ed Gein y decide llevarlo a la pantalla. El problema es que ningún estudio le apoya, en la que no cree nadie, y no tiene más remedio que hipotecar su casa para financiar él mismo el proyecto. Esta Hitchcock utiliza ese elemento que tan famoso hizo al director británico, el macguffin. Es decir, ese elemento de la trama que, a primera vista, parece ser de vital importancia para el guión, pero que en realidad es una excusa que lo que hace es despistar de lo verdaderamente importante. Aquí, el macguffin es, precisamente, el rodaje de la película. Cierto que ocupa gran parte del metraje, y que lo mejor de esta parte es descubrir detalles del rodaje, de cómo trabajaba el director, de su relación con sus personajes, sobre todo de su obsesión por las actrices rubias.  

Pero lo verdaderamente importante en Hitchcock es la relación del director, excesivamente detallista y perfeccionista, con cierto punto misógino, obsesivo en el trabajo, y celoso, temeroso, con su mujer Alma Reville, que fue su compañera durante más de treinta años, y que (según el director) fue el verdadero genio en la sombra, la que rehizo Psicosis en la sala de montaje (ya que Hitchcock no fue capaz de sacarla adelante), convirtiéndola en la grandísima cinta que es.
No en  vano, Psicosis fue la película que cambió los códigos prestablecidos. Y es que, hasta entonces, nadie se había atrevido a asesinar a la protagonista a la media hora de metraje. Aparte de presentar una relación entre sexo y violencia inaudita hasta entonces.

Gervasi se toma ciertas licencias para que el filme resulte más creible, más cómodo. Por ejemplo, en la creación de la famosa escena de la ducha. Aunque la aquí mostrada funciona visualmente, y consigue que te la creas. Además, utiliza otros numerosos guiños a otras tantas películas del director (él como voyeur tras la ventana (La ventana indiscreta), los pájaros de su despacho (y sobre todo el cuervo del final), la llave que aparece en Encadenados.

Son licencias que funcionan. También el reparto. Si consigues olvidarte del maquillaje de Anthony Hopkins, te lo crees; al igual que a los secundarios. Pero es sobre todo una inmensa Helen Mirren la que destaca en esta película con aspecto de TV-movie. Interesante en algunos aspectos, Gervasi no arriesga prácticamente nada, y crea una película convencional en la que, en algunos momentos, no deja bien parado al genio Hitchcock.

 

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