Casi una hagiografía

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1101J. EDGAR

El Clint Eastwood director está muy lejos de las maneras rudas del Clint Eastwood actor más conocido (aunque también tiene papeles más sensibles). Con su última película, J. Edgar, lo demuestra una vez más. El veterano director, que en esta ocasión se queda detrás de la cámara, es fiel a su estilo, y a pesar de que el personaje no es precisamente de los que despiertan las simpatías de todo el mundo, se muestra respetuoso con un tema que podría resultar potencialmente escandaloso.

{xtypo_code}Estados Unidos, 2011 (137′)
Dirección: Clint Eastwood.
Producción: Clint Eastwood, Brian Grazer, Ron Howard, Robert Lorenz.
Guión:  Dustin Lance Black.  
Fotografía: Tom Stern.
Música: Clint Eastwood.
Montaje: Joel Cox, Gary Roach.
Intérpretes: Leonardo DiCaprio (J. Edgar Hoover), Naomi Watts (Helen Gandy), Josh Hamilton (Robert Irwin), Judi Dench (Anna Marie Hoover), Armie Hammer (Clyde Tolson), Ed Westwick (Agente Smith), Dermot Mulroney (Coronel Schwarzkopf), Josh Lucas (Charles Lindberg), Lea Thompson (Lela Rogers), Jeffrey Donovan (Robert Kennedy), Stephen Root (Arthur Koehler).{/xtypo_code}

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John Edgar Hoover es una de las figuras claves de la historia del siglo XX. Durante casi medio siglo dirigió el FBI, sobreviviendo en su puesto a ocho presidentes del país, y a tres guerras, utilizando métodos despiadados en ocasiones, y aprovechando todo el poder del que disponía para luchar contra amenazas reales o no, saltándose las reglas en muchas ocasiones para lograr sus objetivos. A pesar de que persiguió a muchos, con métodos poco aceptables, su vida privada siempre fue un misterio, y estuvo rodeado de rumores que nunca se pudieron confirmar.
Eastwood ha tomado el camino más difícil. Lo fácil hubiera sido hacer un retrato furibundo de un personaje oscuro, que lo fue, mostrando todas sus ‘maldades’, pero se decide a darle la voz principal a él, y que sea el propio Hoover el que cuente su historia, cómo llegó desde ser un simple ayudante en una oficina federal, a conseguir crear la mayor y principal sede del poder del planeta, un lugar donde se conocían y guardaban los secretos de los poderosos, que el mismísimo Hoover utilizaba para lograr sus objetivos.

La prepotencia y megalomanía de Hoover queda, a veces, eclipsada por unos hechos que parecen ensalzarlo como un visionario. Sin embargo, es en los momentos de intimidad, donde se nos muestra lo que el personaje no cuenta, donde la película gana interés y donde posee su punto fuerte.

J. Edgar es una cinta con muchas capas, una película extremadamente ambiciosa y compleja, quizás por eso también fallida. A pesar de su poderosa presencia, del interés de lo que se cuenta, de las portentosas interpretaciones de sus protagonistas (Judi Dench, como siempre, además de Naomi Watts y un sorprendente Leonardo DiCaprio, aunque sufre un exceso de maquillaje que en ocasiones perjudica más que beneficia, porque es tan evidente que te saca de la historia), la película termina, en muchos momentos, por agotar, por resultar excesivamente morosa, y la inmensa cantidad de datos que se dan tampoco ayuda.

Pese a todo, uno tiene la sensación de que Eastwood ha hecho la mejor película que se podía hacer sobre el personaje, ya que en otras manos el resultado hubiera sido muy distinto, y (por supuesto) bastante peor.

 

 

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