El puente de la Inmaculada
nos acerca más al invierno,
y a una calleja nevada
en medio de un nacimiento.
Después buscamos un árbol
muy grande y contrahecho.
Los “deberas” son muy caros,
y andamos un poco tiesos.
Ochenta luces, treinta bolas,
veinte cintas lo decoran,
y la estrella en “to” lo alto
muy arriba lo corona.
Con tanta decoración,
la limpieza es complicada.
A mí me cuesta un sofocón,
y algunos hasta un trauma.
Pero en las tardes de estos días
y con los niños de la mano
nos vamos tos “pa” la calle
y con churros merendamos.
Mantecados a los postres
y con ibéricos y serranos
cubriendo nuestras mesas,
varios kilos hemos ganado.
A la porra la figura
y tantas horas de gimnasio.
Que se acerca la noche buena
también el día de navidad.
Y un hombre de traje rojo
que los bolsillos raspará.
El del trineo que esta tan gordo
mas pobres nos va a dejar.
El veintiocho de diciembre
no te vayas a confiar.
Pues todos van al desquite
y a ver a quien engañar.
A quien tengas por inocente
no se te ocurra pensar
en gastarle una inocentada
“pa que te page la conviá”.
Que diciendo voy al lavabo
se va por la puerta de atrás.
Pero estad todos tranquilos
pronto despedimos el año
que se vaya a tomar viento
la crisis, el año y el paro.
Que seguro que este nuevo
nos trae muchos más “paraos”,
cuando se vayan “pa” Oriente
los camellos con los magos.
Que dicen que son reyes
y dejarán muchos regalos.
Yo de estos sí que me fio.
Más que de los de aquí,
Porque estos no traen con ellos
a ningún Urdangarín.
Y que queréis que os diga
¿Qué les pienso yo pedir?
Como no soy egoísta
y lo que me hace falta a mí,
son dos décimos premiados,
y el segundo es para ti.
