Una historia sencilla

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2301ROMPECABEZAS

Uno de los placeres que disfrutamos (cierto que muy de vez en cuando) los que frecuentamos las salas de cine es encontrarnos con esas curiosidades, esas películas pequeñas, casi desconocidas, que vienen sin grandes nombres, sin premios, y que llegan con un par de años (si no más) de retraso. Películas que ni siquiera tienen una trama espectacular, sino que son (utilizando el título de aquella cinta de Carlos Sorín) historias mínimas, protagonizadas por humanos (más que por personajes), y que te llegan dentro, que parece que no son importantes, pero que resulta difícil sacártelas de la cabeza.

{xtypo_code}Argentina, 2009. (88′).
Título original:  Puzzle.
Escrita y dirigida: Natalia Smirnoff.
Producción: Caroline Dhainaut, Gabriel Pastore, Luis A. Sartor, Natalia Smirnoff.
Fotografía: Bárbara Álvarez.
Música: Alejandro Franov.
Montaje: Natacha Valerga.
Intérpretes: María Onetto (María del Carmen), Gabriel Goity, (Juan), Arturo Goetz (Roberto), Henny Trailes (Carlota), Felipe Villanueva (Juan Pablo), Julián Doregger (Iván), Nora Zinsky (Raquel), Marcela Guerty (Susana), Mirta Wons (Graciela), Mercedes Fraile (Carmen), Denise Groesman (Victoria), Jimena Ruiz Echazu (Carla), Pacho Guerty (Pedro).{/xtypo_code}

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La última de ellas en llegar a nuestras salas es esta curiosidad argentina, que cuenta una historia sencilla, aunque el tratamiento visual que le da la directora no está dentro de lo que es habitual. Y ya lo apreciamos desde el principio, con esa secuencia inicial en la que vemos a la protagonista deambular por su casa, ocupada a fondo en preparar un cumpleaños, servir a todos los invitados, y siendo invisible para todos ellos. Poco después, se descubre que la fiesta es en su honor, aunque nadie la felicita, nadie la mira, ni le hace el más mínimo caso. Natalia Smirnoff huye del clasicismo, por ejemplo, del plano-contraplano en los diálogos. La cámara se mueve nerviosa, al igual que los intérpretes.

El papel principal lo ejecuta una gran María Onetto, capaz de expresar todo sin decir siquiera una palabra. Ella es una mujer cercana a los cincuenta, que un buen día descubre su don: es sorprendentemente rápida haciendo puzzles. Y progresivamente va descubriendo cómo es ella, va evolucionando, se va atreviendo a hacer lo que antes no era capaz, a vivir por sí misma, a pensar en ella. Con su nueva habilidad se embarca en el desafío que supone enfrentarse al certamen nacional de puzzles junto a un millonario que conoce por casualidad.

Además de la puesta en escena y de la portentosa Onetto, el otro punto fuerte de la película es la sensacional banda sonora de Alejandro Franov, una composición que roza lo experimental, y que acompaña a esta sencilla historia del descubrimiento de una mujer. Y su final, inesperado y abierto, que abre todo un mundo de posibilidades.

 

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