El hombre del saco onubense.

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Como héroe déspota y cruel, de afamada idolatría, la triste fábula del hombre del saco volvió a recrearse en Huelva.

De carácter reservado y peculiar, este hombre presumía de ser el Don Juan de la inocente infancia, el sucio ligón de turno, el que alardeaba de haber “estado” con niñas. Maldito ruín, maldito seas todos y cada uno de los días de tu vida. Lo más despreciable es que te hagas llamar “hombre”. Ni siquiera la más desmedida y agresiva fiera puede asemejarse a tu sacrílega maldad. ¿Qué sentistes cuando la tuvistes en tus brazos? ¿quizás pensantes que eras un dios? ¿tal vez jugastes a ser el prícipe de un cuento inacabado? ¿no vistes que era solo una niña? No creo que sientas ni veas, ni padezcas, en realidad.

Cobarde, y me quedo en el rellano de mi osadía, cobarde. Y no sólo eso se me ocurre. Y me extiendo más allá de una simple opinión ¿en qué sociedad estamos viviendo? No doy crédito al escuchar cómo un profesorado puede llegar a admitir que esta alimaña alardeaba de haber estado con niñas. ¿Nadie tuvo el valor y el coraje de denunciar esta actitud cuando este ser despreciables trataba con personas en la más pura inocencia? ¿realmente hay un número limitado de presuntos culpables o quizás la culpa se derrame y salpique a más gente en nuestra sociedad?

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La desprotección que viven los menores en nuestro país queda patente en casos tan tristes como éste. Se ha juzgado en Huelva al hombre del saco, a Santiago del Valle, mientras su esposa escupía palabras como “ahora nos toca a nosotros forrarnos a costa de la Familia Cortés”. Es pésimo intentar traducir estas palabras al lenguaje de la consciencia, cuesta trabajo digerir infamias como ésta.

Y para colmo de males, nos encontramos ante morbosas entrevistas que sólo buscan la audiencia, el gentío frente a la caja tonta, el debate en la calle. Tal vez estemos perdiendo el norte y estemos burlando el toro de la hipocresía. ¿Nadie se para a pensar cuántas lágrimas han llorado esos padres y cuánto sacrificiose han clavado en el pecho para no desatar la furia de sus adentros?

Creo, sinceramente, que nuestra sociedad se está vovlviendo una selva pero no de animales sino de machos cabríos de la mancebía. Cada vez hay más libertad que se torna libertinaje, más “señores”que cuelgan vídeos o se aprovechan de la inocencia de un niño, pero que si no tienen antecedentes, con irónica y sarcástica suerte, ni pisarán la cárcel.

No quiero desviarme del tema y sólo quiero decir que por más años que pasen, la luz de María, esa luz de pocos años pero de eterna sonrisa, de mirada cálida y de inmensa vida nunca terminará de evaporarse por que nadie podrá olvidar a esta niña que conmovionó a toda España y mucho menos a ese padre, que con infranqueable entereza, recorrió toda nuestra geografía tan sólo pidiendo justicia, ni más ni menos, justicia. Admirable, Sr. Cortés, Admirable.

Para concluir, desear el “mejor” desenlace ansiado por todos/as: justicia, justa e irrevocable, Justicia. Ojalá esta familia recupere su vida y puedan descansar de su lucha infatigable por su única y constante: Mari Luz.

 

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