Año y medio después de su golpe de Estado, el general Miguel Primo de Rivera pasó unos minutos en Dos Hermanas. El presidente del Directorio, que se dirigía a Sevilla procedente de Jerez, detuvo su automóvil sobre las 12:30 horas para saludar al alcalde, José Gómez, y al vecindario, que le aclamó con grandes vivas.