Muñecos rotos

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1501NÚMERO 9

Auspiciado por dos pesos pesados de la industria como son Tim Burton y Timur Bekmambetov (autor de la saga Guardianes de la noche y Guardianes del día, además de Wanted, aquella cinta de las balas con efecto) el director Shane Acker debuta en el largometraje con esta historia post-apocalíptica, en la que recupera su mayor éxito hasta la fecha, un cortometraje de mismo título y semejante historia que hace cinco años le llevó a las puertas de los Oscar.

 

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{xtypo_code}Estados Unidos, 2009.(79’)
Título original: 9.
Dirección: Shane Acker.
Producción: Timur Bekmambetov, Tim Burton, Dana Ginsburg, Jinko Gotoh, Jim Lemley.
Guión:  Pamela Pettler.
Música: Deborah Lurie.
Montaje:  Nick Kenway.
Intérpretes: Animación.{/xtypo_code}

Lo que los personajes de aquel corto no tenían, y sí tienen en la película, es voz. De hecho, la primera intención de Acker era crear una película muda (algo que no es tan descabellado como parece, de hecho, si recuerdan una reciente obra maestra de la animación como Wall-E, los diálogos no aparecen hasta que la cinta ya está muy avanzada). En esta Número 9 ocurre algo parecido, ya que en las primeras secuencias, el protagonista deambula en solitario y en silencio por un planeta deshabitado y destruido, sin diálogos, y el resultado funciona.

La historia, como decimos, es la misma que la de su afamado corto, aunque estirada y con los convenientes añadidos para que no resulte cansina. El planeta ha sido víctima de una guerra entre los humanos y las máquinas. La vida ha desaparecido de la faz de la Tierra, sólo un grupo de seres extraños, una especie de muñecos de trapo, deambulan por el desolado lugar buscando la salvación.

El filme de Acker, al igual que ya ocurría con el corto del que procede, es una potente obra con un alto nivel estético, pero al contrario que en aquella, la intensidad de la ambición en la temática ha bajado y el interés narrativo ha perdido bastante. Y, pese a su brevedad, tiene algunos momentos reiterativos, algunas escenas que se notan alargadas (no en vano, como decimos, la historia ya la contó el director en un corto de once minutos).

No es una obra de arte, pero sí un nuevo punto de vista, una nueva alternativa para los aficionados a la animación para adultos (aunque ese tema tampoco está tan claro en esta Número 9, el que esté destinada a un público adulto), una nueva ventana que se abre para un público con cierto criterio estético y artístico.

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