Los mánagers
Con esta cinta, el actor Fernando Guillén Cuervo debuta como director en solitario (antes había codirigido, junto a Karra Elejalde Año Mariano). El estilo elegido es el mismo que ya había usado con la anteriormente mencionada, y con la aún anterior Airbag, en la que participaba como productor.
España, 2006.
Director: Fernando Guillén Cuervo.
Producción: Pedro Olea, F.G. Cuervo, Álvaro Augustín y Julio Fernández.
Guión: Miguel Ángel Fernández, Joaquín Górriz y F.G. Cuervo.
Fotografía: Néstor Calvo.
Música: Ana Villa, Juanjo Valmorisco y Juan Maya.
Montaje: José Salcedo.
Duración: 105 minutos.
Intérpretes: Paco León (Pipo), Fran Perea (David), Enrique Villén (Macario), Manuel Tallafé (Renato), Sancho Gracia (Josete), Manuel Manquiña (Alfonso), Celyne Tyll (Irina), María Jiménez (La Rota), Lauren Postigo (él mismo).
Para ello utiliza el gancho de dos jóvenes actores andaluces que triunfan en la televisión, cada uno en su estilo (uno guaperas, y otro gracioso), como son Fran Perea y Paco León, a sabiendas de que ello será suficiente como para atraer a las salas gran número de espectadores. Y, de hecho, es la única baza con la que cuenta, ya que el guión, al que se le podría haber sacado mejor partido, se queda muy lejos de ser la base para una buena película, no apoya suficientemente los mensajes que se pretenden lanzar (sobre la inmigración y sobre las bases americanas en terreno español), y además no tiene la más mínima gracia.
Macario y Renato son dos perdedores que, tras intentar triunfar en el mundo de la música con un rotundo fracaso, deciden ponerse al otro lado, hacerse managers y buscar talentos jóvenes a los que explotar. Los elegidos serán dos jóvenes hermanos que trabajan en el desguace de su padre, y a ellos tratarán de venderles la moto de que son los managers que ellos necesitan para triunfar. Pero como los socios de Macarena (la empresa que ‘crean’, de Maca, rio y Rena, to) Productions no tienen ni para empezar, Macario acepta el apoyo de La Rota, una narcotraficante local que acepta conseguirles bolos al grupo, si ellos aprovechan sus viajes para distribuir la droga, todo ello sin que nadie más lo sepa.
Los problemas llegarán cuando todos empiecen a olerse el pastel, ya que los conciertos no pasan de los tres minutos y ellos siempre cobran… Además, deberán vérselas con otro cantante, de gira por las fiestas veraniegas de todos los pueblos, con el que desde el principio surgirá la enemistad, y que tratará de arruinarles la vida a los chicos, en el fondo unos pringaos, que empiezan, asesorados por unos managers aún más pringaos que ellos.
La historia se desarrolla en su totalidad en Andalucía, y el director utiliza algunos de los tópicos más insultantes que desde casi siempre han aparecido en la pequeña y gran pantalla sobre nuestra región (vagos, estafadores…). Aunque intenta arreglarlo con un final que deja contentos a casi todos. Excepto a los que querían ver buen cine, o al menos una cinta ligeramente divertida. Los managers no es ni una cosa, ni la otra.