Movido por las convicciones

ROMAN J. ISRAEL, ESQ.

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Una interpretación más que notable del ganador de dos Oscar, Denzel Washington, que por este papel estuvo recientemente nominado nuevamente a los premios de la Academia americana, aparte de a los Globos de Oro y al del Sindicato de Actores. Pero, claro, una película debe tener algo más que la sustente, que la haga destacar, más allá del interés que un determinado personaje pueda tener. Y esta Roman J. Israel, Esq, anda escasa en ese algo más.

Roman J. Israel es un abogado defensor idealista que tiene una mente privilegiada, y que trabaja en una pequeña firma que trata temas de beneficencia junto a su mentor. Cuando este muere su vida cambia drásticamente al quedarse sin trabajo y descubrir el montón de deudas que había detrás.

Entonces entrará a trabajar en el bufete de un ambicioso abogado, ex-alumno de su mentor, con el que no comparte el modo de ver la vida y la abogacía, y conocerá a una luchadora por los derechos humanos. La situación le llevará a tomar decisiones extremas y se desencadenará una serie de hechos turbulentos que chocan con su concepción del activismo que le había definido hasta ahora.

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Estados Unidos-Canadá-Emiratos Árabes Unidos, 2017 (122′)
Dirección: Dan Gilroy.
Producción: Jennifer Fox, Todd Black, Denzel Washington.
Fotografía: Robert Elswit.
Música: James Newton Howard.
Montaje: John Gilroy.
Intérpretes: Denzel Washington (Roman J. Israel, Esq.), Colin Farrell (George Pierce), Carmen Ejogo (Maya Alston), Lynda Gravátt (Vernita Wells), Amanda Warren (Lynn Jackson), Hugo Armstrong (Fritz Molinar), Sam Gilroy (Connor Novick), Tony Plana (Jessie Salinas), DeRon Horton (Derrell Ellerbee), Amari Cheatom (Carter Johnson).

La segunda película como director de Dan Gilroy, después de la muy interesante Nightcrawler, comparte el protagonismo de un personaje que vive con intensidad sus convicciones, pero falla (al contrario que aquella) a la hora de transmitirlo al espectador. La historia llega a ser angustiosa en algunos momentos, pero lo cierto es que hay momentos en que uno no termina de comprender muy bien por qué los personajes (no sólo el protagonista) actúan como lo hacen.

La película carece de la pasión con la que el protagonista ve su trabajo, lo que la hace aburrida en muchos momentos. Quiere ser dramática, tocar las fibras del thriller, pero no logra su objetivo la mayor parte del tiempo. Y si bien hay momentos en los que sí se destila cierta intensidad, hay algo que no funciona del todo y que hace que no te llegues a involucrar. Además, al llegar al clímax final nos encontramos con algo que roza el ridículo. Lo cual es una lástima.

Película ROMAN J. ISRAEL, ESQ.

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