Música, teatro y poesía en la puesta de largo de Malos Pelos

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Concierto de Malos Pelos en el teatro municipalEl teatro municipal de Dos Hermanas presentaba anoche un aspecto inusual al de las citas culturales que normalmente se suceden en él. Las cámaras, tanto fijas como una cabeza caliente, tomaron un patio de butacas que se fue poblando de público minutos escasos del comienzo de la puesta de largo del nuevo proyecto musical de Óscar Linares, Malos Pelos, que ha quedado grabado para la posteridad a través de la edición de un DVD que verá la luz próximamente.

Con quince minutos de retraso sobre la hora prevista, Alberto Mejías y Cristina Ortega, de Barraca Teatro fueron los encargados de romper el hielo con una pequeña escenificación previa, que se sucedería en otro momento del concierto, para poner un poco de teatro a esta cita musical. Pero Óscar no se hizo esperar más y con esa pinta de niño malote que siempre le acompaña, con sombrero, gafas y una vestimenta informal, en tonos oscuros, y zapatillas hizo su aparición en escena para “continuar con el viaje y perseguir mi sueño”.

Con esta declaración de intenciones dio la bienvenida a Malos Pelos, presentando las canciones que componen su disco, pero sin dejar de recordar la formación con la que previamente tocó la gloria, Señor Trepador. Canciones con un cierto aire de rebeldía, de chico inconformista y concienciado con el mundo que le rodea, en las que también tiene cabida su letras al desamor o, incluso, al insomnio. Arropado por una potente banda, que sonó muy bien en el teatro, o simplemente con los sones de un pianista o la compañía de su guitarra, Óscar se metió a su público en el bolsillo, a su gente, en una cita muy familiar, a la que no quiso faltar ni la abuela, quien no se contuvo desde el público para manifestar en voz alta lo guapo que era su nieto.

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Concierto de Malos Pelos en el teatro municipal

Pero no fue la única que quiso estar con Malos Pelos en este concierto tan especial, ya que, sobre el escenario pasaron algunos músicos invitados, como Paquito Macías o Pablo, el guitarrista de Señor Trepador, además de compartir escenario con “mi cantante favorito, mi padre, Manuel Linares”, con el que se vivió uno de los momentos más emotivos de la noche.

No sólo de música y teatro fue la noche, ya que Óscar se proclamó durante el concierto en todo un auténtico rapsoda, que regaló a su público varios momentos llenos de lirismo y cargados de mensajes, y en una persona solidaria, dedicando uno de sus temas a los niños enfermos de cáncer, a los que iba destinado parte de los beneficios del concierto a través de la Fundación Aladina.

Con el público en pie, levantado de sus asientos desde el comienzo del espectáculo, Óscar se despidió tras dos horas de recital en un escenario que cautivó a los presentes por su escenografía, en la que los juegos de luces, desde la simplicidad de las bombillas a potentes focos de cine, jugaron un papel fundamental, poniendo la guinda a un ambiente musical que no defraudó a nadie.

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