Química cero

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Película La PromesaLA PROMESA

Con dos años de retraso, llega a las salas la penúltima película del francés Patrice Leconte (incluso ha llegado más tarde que la posterior, que se estrenó el pasado junio). Y llega avalada por un puñado de nombres que, a priori, le dan mucho peso a la cinta. La fotografía de Eduardo Serra, la música de Gabriel Yared, historia basada en una novela corta de Stefan Zweig, nombres como Alan Rickman o Rebecca Hall entre sus protagonistas…

{xtypo_rounded3}Francia-Bélgica, 2013 (98′)
Título original: A promise.
Dirección: Patrice Leconte.
Producción: Olivier Delbosc, Marc Missonier.
Guión: Patrice Leconte, Jerome Tonnerre, basado en la novela ‘Viaje al pasado’, de Stefan Zweig.
Fotografía: Eduardo Serra.
Música: Gabriel Yared.
Montaje: Joëlle Hached.
Intérpretes: Rebecca Hall (Lotte Hoffmeister), Alan Rickman (Karl Hoffmeister), Richard Madden (Friedrich Zeitz), Toby Murray (Otto Hoffmeister), Maggie Steed (Frau Hermann), Shannon Tarbet (Anna), Jean Louis Sbille (Hans), Sarah Messens (Magda).{/xtypo_rounded3}

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Pero el resultado final es ciertamente decepcionante. La puesta en escena, la fotografía, e incluso las interpretaciones son decentes, el principal problema de este drama romántico es que entre la pareja de amantes (Rebecca Hall y Richard Madden) no hay la más mínima química, y sus momentos juntos no son más que escenas que se hacen largas, eternas, llenas de diálogos prácticamente vacíos.

Ambientada en la Alemania de 1912, La promesa cuenta la historia del joven licenciado Friedrich Zeitz, que entra a trabajar con un rico empresario del acero, donde va ascendiendo rápidamente hasta llegar a convertirse en su mano derecha y hombre de confianza. Pronto debe acudir de modo regular a su casa, donde conoce a su joven esposa, con la que comenzará una pasional historia platónica y secreta, sin atreverse a desvelar sus sentimientos por miedo a perder su trabajo.

Aunque el arranque es interesante, y la primera media hora incluso llega a enganchar, dando la idea de que la trama va a estar navegada por la pasión, la locura, poco después empezamos a notar que la historia no va a ninguna parte, y nos damos cuenta de que el guión es plano y previsible. Y la cosa no hace más que empeorar a medida que avanza la acción. Llega un momento en el que el tedio se apodera de todo, la historia se ralentiza hasta el extremo y, si no fuera por las bellas imágenes, uno pasa más tiempo mirando al reloj que a la pantalla.

 

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