1952. La lluvia respetó a Veracruz, pero Gran Poder tuvo que regresar

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1952. La lluvia respetó a Veracruz, pero  Gran Poder tuvo que regresar

Ya avisaban los negros nubarrones que, a las seis de la tarde del Jueves Santo, amenazaban la salida de la cofradía de Veracruz. Finalmente salió pero, desfilando por la calle San Sebastián, comenzó a lloviznar, decidiendo la hermandad el regreso al templo. Al cesar la lluvia, se reanudó de nuevo la estación con admirable compostura y fervor. Hay que destacar este año el lavatorio a doce pobres, acto que se rescataba después de muchos años y que congregó a infinidad de fieles para presenciarlo.

Las inclemencias metereológicas no tuvieron el mismo respeto hacia la Hermandad del Gran Poder, que salió a las tres de la madrugada y no pudo acabar su estación. En la fotografía se observa, ya con las primeras luces del día y ante sus numerosos fieles, el regreso del paso del Señor a la parroquia, procedente de la calle San Sebastián, donde le sorprendió la lluvia. El paso, cuajado de claveles rojos e iluminado por cuatro severísimos faroles, ofrecía un aspecto devotísimo, rodeado de un impresionante silencio.

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La Santísima Virgen del Mayor Dolor y Traspaso, que estrenaba los caídos del palio, iba bellísima. La candelería, sin duda alguna la más artística y rica de Dos Hermanas, destacaba entre la infinidad de claveles blancos que invadían la canastilla. Al llegar la cofradía a los alrededores de San Sebastián, la pertinaz lluvia obligó al hermano mayor, Diego Santana, a tomar la decisión de regresar a la parroquia de Santa María Magdalena. El paso de la Virgen se quedó en la capilla y el del Señor verificó su recogida seguidamente, momento que recoge la fotografía.

 

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