Dos Hermanas vuelve a convertirse en el destino preferido para los grupos folclóricos de todo el mundo
Un año más, y ya van 30, Dos Hermanas se convirtió la semana pasada, gracias a las Jornadas Folclóricas Nazarenas Internacionales, en un puerto en el que han ido arribando desde los confines más dispares diversos grupos para ofrecer a la población nazarena su personal manera de entender el folclore.
La riqueza cultural, la vistosidad y la alegría son algunos de los calificativos que pueden definir a la perfección estas jornadas que, con motivo de su 30 aniversario, también han sido las jornadas del recuerdo. Durante la Gran Gala del Folclore celebrada el pasado viernes en el auditorio, la organización quiso aprovechar los bloques de presentación para echar la vista atrás y acordarse de todas aquellas personas que han hecho y hacen posible este crisol de culturas cada año.
Por el escenario del auditorio, tras la primera toma de contacto con la ciudad en el pasacalles, los tres grupos invitados y el anfitrión presentaron al público nazareno sus espectáculos folclóricos. El encargado de abrir el fuego fue el grupo de danzas Ciudad de Dos Hermanas quien realizó su particular homenaje al mundo de la recolección de aceituna. Sobre un escenario con un cortijo de fondo, bailaron las jotillas nazarenas, cantaron un pregón de un aceitunero nazareno que vendía en la antigüedad su mercancía en Triana y cerraron el espectáculo con otra pieza autóctona, ‘las carrasquillas’.
El enigma del continente africano les sucedió en el escenario con el grupo Kora de Senegal, que despertó los aplausos del público con el colorido de su vestuario y la magia y exotismo de sus danzas a los sones de los tambores habladores.
Desde Cori, en Italia, llegaron al auditorio el grupo Sbandieratori Leone Rampante di Cori que, con su estética medieval, centró su espectáculo en el virtuosismo de sus piruetas y movimientos acrobáticos, así como en el juego de las banderas; acompañados por sus estruendosas trompetas y el redoble de sus tambores.
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El último grupo fue la Academic Folk Esemble, quien recreó sobre el escenario la energía positiva del pueblo búlgaro. Con unos bailes de pases complicados se recreó la época de la siembra o el Día de San Lázaro en Bulgaria.
Y como símbolo de hermanamiento, los integrantes de todos los grupos cerraron el espectáculo por sevillanas.
Las jornadas se cerraron con las visitas de los grupos el domingo y lunes a algunas entidades sociales de la ciudad.