El artista regaló al público una buena dosis de humor a ritmo de piano
Yo me subí a un piano verde es un claro ejemplo de que Millán Salcedo sigue en sus trece y así quedó patente en las dos funciones que el ex Martes y 13 ofreció la semana pasada en el teatro municipal con un montaje escrito por el propio Millán y dirigido por Paco Mir y Joan Gracia.
El humorista apareció en escena no subido pero sí metido en un piano, no verde, pero sí blanco, para comenzar ofreciendo un homenaje al Festival de Eurovisión con una serie de canciones concatenadas.
Así comenzó una función de dos horas de duración en la que la risa, en unos momentos, y las carcajadas, en otros, fueron las protagonistas. Yo me subí a un piano verde es una obra difícil de clasificar, ya que no es un monólogo, gracias a las pinceladas musicales del pianista que lo acompañaba en escena, pero tampoco se sabe muy bien lo que es; pero, la verdad, es que poco importa, ya que el protagonista es el propio Millán, quien se metió al público en el bolsillo sin apenas mover una pestaña. Y es que Millán es humor al cien por cien y a pesar del tiempo pasado dejó en evidencia quien fue uno de los ‘alma mater’ de un dúo humorístico que hizo reír a tantas generaciones de españoles.
Entre piano y piano, Millán hizo, más que un homenaje, un buen repaso a la televisión, “a la que tanto le debo”, pero que tan poco le gusta actualmente; reconoció ser un negado para las nuevas tecnologías y repasó su infancia, sus orígenes, presentando oficialmente a sus padres.
Millán no pudo olvidar sus conocidas imitaciones, haciéndose acompañar en el escenario del municipal por artistas de la talla de Gloria Fuertes, uno de sus personajes preferidos, Raphael, Massiel, Serrat, Ana Obregón y hasta el Rey Juan Carlos.
{xtypo_code}Homenaje a Martes y 13
Y como no podía ser de otra manera, Millán Salcedo, quien no reniega de su pasado, terminó la función con un homenaje visual a Martes y 13, a sus ex compañeros, Josema Yuste y Fernando Conde, con los que reconoció haber pasado los momentos más divertidos de su vida artística.
Sobre una pantalla colocada a la derecha del escenario se fueron sucediendo algunos de los gags más conocidos del grupo, sin olvidarse de las empanadillas de Móstoles y reconociendo como punto y final que aquello era “muy difícil de olvidar”{/xtypo_code}