Sol radiante y mucho público acompañaron a las dos cofradías en la calle
Como estaba previsto, la meteorología no fue un problema o quebradero de cabeza para las dos hermandades que procesionaban en la tarde del Domingo de Ramos. Desde primera hora de la mañana, el sol se adueñó de la jornada, cogiendo el mejor sitio desde el cielo para contemplar el discurrir de las cofradías de La Borriquita y La Estrella por las calles nazarenas.
La primera en poner su Cruz de Guía en la calle, como manda la tradición, fue La Borriquita, quien volvió a recrear, un año más, una de las estampas más primaverales de toda la Semana Santa. Es un placer para los cinco sentidos contemplar el misterio de la Sagrada Entrada irrumpiendo en la plaza de Los Jardines, en plena tarde de la primavera nazarena, donde la palmera del paso se entremezcla con la frondosa arboleda de la plaza.
Mucho público en la salida y en el resto del discurrir de esta cofradía por las calles del casco antiguo nazareno.
Primeros aires de barrio
Un público que tampoco se quiso perder el procesionar de los dos titulares de la Hermandad de Cautivo, la primera cofradía con aires de barrio que llega a la Carrera Oficial. Desde su salida, a media tarde, de la capilla del Rocío, hasta su entrada ya de madrugada en el mismo templo, la cofradía estuvo arropada por el pueblo de Dos Hermanas, que volvió a abarrotar uno de los enclaves más típicos de esta cofradía durante su procesionar: el callejón Cruz. Quizás por la estrechez del mismo o porque es el punto de entrada al centro de la ciudad, el antiguo barrio de esta corporación, pero domingo a domingo de Ramos es uno de los momentos cumbres de la Semana Santa nazarena.
El Cristo Cautivo lucía radiante con su túnica de tercipopelo burdeos bordada en oro, sobre un monte de iris morado. La Virgen de la Esperanza, en su línea, muy trianera, estrenaba para la ocasión un nuevo tocado elaborado con encajes de Bruselas.
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{xtypo_code}Cruce de aniversario
En la tarde del Domingo de Ramos confluía la conmemoración de dos aniversarios en el seno de la hermandad de La Borriquita. Por una parte, se cerraba la celebración del 50 aniversario de la Virgen de la Estrella y, por otra, la agrupación musical que lleva su nombre celebraba sus 40 años tras el misterio de la Sagrada Entrada.
Durante toda la estación de penitencia, el misterio de La Borriquita se meció con los sones de cumpleaños, que a la entrada se trasladaron al palio de La Estrella, cuando la agrupación le tocó la marcha Estrella, Reina del Cielo, por su aniversario.{/xtypo_code}