Experiencia de trascendencia

0
- Publicidad -

EN MUCHAS OCASIONES  y por distintos motivos nos hemos podido sentir desbordados por la realidad de nuestra vida. Situaciones cotidianas, a las que por lo general no prestamos mucha atención se convierten en focos de luz y de vida para nosotros: el beso de un hijo, la palabra de un amigo, el rostro de quien queremos, el amanecer de un día, alguien que te dice gracias, una fiesta con los tuyos, algo que tu has hecho y que llena de sentido tu vida, un momento de oración, el silencio luminoso en una celebración de la iglesia.

Es cierto que a Dios nadie lo ha visto, pero no es menos cierto que cada uno de nosotros experimentamos su presencia en muchos momentos privilegiados de nuestra vida. En esos momentos nos sentimos pequeños, muy pequeños; sentimos que no merecemos la vida que nos ha regalado; nos preguntamos qué hemos hecho para que se nos regale tanto. Sentimos la grandeza de quien no sabemos nombrar, y nuestra propia pequeñez. Nos invaden unas ganas inmensas de postrarnos y adorar. No sólo de dar las gracias por lo recibido, sino de fundirnos con quien nos regala Luz y Vida; de responder con toda nuestra existencia a ese Amor que nos inunda.

 

- Publicidad -
- Publicidad -

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí
Captcha verification failed!
La puntuación de usuario de captcha falló. ¡por favor contáctenos!