Difícil sentirse joven,
verse fuerte, constructivo,
siempre dispuesto y activo,
siempre cumpliendo a destajo,
soñando siempre al mañana,
cerrando siempre ventanas,
buscando siempre trabajo…
El parado es esa sombra,
esa cifra que se lanza
buscando el voto, que alcanza
al político de turno
provocándole tibieza,
muchas falsas aflicciones,
bien poquitas soluciones
y escasa delicadeza.
Son el mundo paralelo:
los otros que, al otro lado,
asisten anonadados
al —cuando menos— chocante
espectáculo infantil,
que esta sociedad pueril
da a una crisis asfixiante…