La pobreza pintada en el color
que se esnifa entre rayas sin fronteras,
el gueto, las paradas de pateras,
el hedor del dolor demoledor;
los contrastes, la cárcel, el señor
que mantiene su feudo en madrigueras
donde apenas penetran primaveras,
donde sólo hay pasado alrededor.
El son de la sirena, policía,
el mendigo, el camello, el día a día
que se esconde en la mano del tahúr.
Así se van llenando de presencias
espectrales que tiñen las esencias
de los tristes polígonos al sur.
Este soneto fue compuesto con la ilusión de que las jornadas y encuentros de estos barrios, logren arrancar sus cáscaras desesperadas.