Llevo varios meses en Suecia y he podido ya forjarme una idea personal de la opinión que tienen los suecos de los españoles. La verdad es que se corresponde más o menos con la idea que tenía antes de llegar a este país escandinavo: estos nórdicos suelen tener en general un concepto muy positivo de nosotros y de nuestro país.
Y es que el sol, las tapas, la siesta, el flamenco, las playas, el vino y el jamón ibérico son, como bien sabemos, algunos de los tesoros ibéricos más apreciados. De hecho casi siempre suelo recibir comentarios agradables al decir que soy española y más aun cuando añado que soy de Andalucía. Muchos suecos han estado alguna vez en nuestra península o en una de nuestras islas y en general suelen saber más de nuestra cultura típica mediterránea que nostros de la suya escandinava.
Lo único que no suele gustar mucho es la tauromaquia. Y es que eso de matar por diversión a un toro no se aprueba mucho y yo puedo llegar a entender muy bien esta postura. Los atentados terroristas de ETA son otras actividades presentes en nuestra sociedad (muy a nuestro pesar) causante también de adversión fuera de nuestras fronteras.
La historia apenas ha unido, pero tampoco ha separado Suecia y España en los tiempos anteriores al siglo XX. Sin embargo, estas relaciones se han estrechado a lo largo de las últimas décadas y es debido a distintos factores.
Como ya relaté en una columna anterior, unos 500 suecos participaron voluntariamente en las Brigadas Internacionales durante la Guerra Civil española y en Estocolmo hay un monumento llamado La Mano, que está dedicado a estos soldados que lucharon al lado del bando antifascista.
Otro hecho importante es el turismo masivo de los años 60, que no sólo empezó a traer rubias liberadas a nuestras costas, sino también ancianos (con pensión y estancia prolongada incluida) y familias suecas.
Cabe mencionar también que el Ministerio de Educación sueco incluyó en 1994 el español como idioma extranjero opcional en la escuela secundaria. De hecho, hay muchos suecos que cada año vienen a las escuelas de idiomas de nuestro país para aprender o mejorar el castellano. Y quizás ha tenido alguna influencia en ello que durante algunas dictaduras latinoamericanas haya habido un considerable número de hispanos, sobre todo chilenos, que escaparon hacia Suecia (país sociodemócrata por tradición histórica).
Asimismo hemos sido condecorados en varias ocasiones con el Premio Nobel, sobre todo en los campos de literatura y medicia.
Y para finalizar, el paso de la dictadura hacia la democracia en nuestro país trajo consigo la apertura empresarial y el intercambio comercial entre ambas naciones, cosa practicamente inexistente hasta esa fecha.