Juan Manuel Benítez cortó las dos orejas y el rabo en el último toro
Tarde de toros y de mucha calor en Dos Hermanas el pasado sábado. Quizás por este motivo la plaza portátil donde se celebraba la fiesta no presentó el lleno absoluto de ediciones pasadas y sólo se llenó de público tres cuartos de su capacidad, hecho que dejaba algo deslucido el recinto por la zona del tendido de sol.
Pasadas las 19:00 horas y cuando los asistentes comenzaban a protestar con algún que otro silbido, los tres matadores hicieron su entrada en la plaza a los sones de la Banda Municipal de Santa Ana. De turquesa y oro Víctor Puerto, fucsia y oro Dávila Miura y burdeos y oro Juan Manuel Benítez, los diestros hicieron el paseillo bajo un sol de justicia y muchas ganas de toros por parte del público, que finalmente no se vieron plenamente satisfechas.
La tarde se inició con incidente, ya que un error en la salida de los toros provocó una alteración en el orden de la terna, adelantando su aparición en el ruedo el diestro nazareno, cuando debería haberlo hecho en tercera posición. Benítez no tuvo mucha suerte con el primer toro que le dió algún que otro disgusto hasta la hora de matar, cuando el animal se resistió, y lo logró después de varios descabellos. Mejor fortuna tuvo Juanma en el último de la tarde, un animal con más brío y que le dio juego al matador local para realizar su mejor faena. El público y la presidencia se lo agradecieron con las dos orejas y el rabo.Sin pena ni gloria, aunque con ganas y valentía, pasó por la Feria de Mayo Dávila Miura, quien protagonizó una de las anécdotas de la tarde cuando su primer toro se lesionó una pata al dar una voltereta en el ruedo. El animal fue sacrificado y Dávila toreó uno de los sobreros. Dos orejas se llevó este matador que no tuvo mucha suerte en el arte de matar. Sin embargo, la gran revelación fue el torero Víctor Puerto quien cortó tres orejas y regaló a la afición nazarena dos de las mejores faenas de la corrida de Feria. El arte y la valentía del diestro se dejaron bien patentes en unas lidias en las que Puerto mostró su destreza y su buen hacer en una plaza.
Salvando momentos gloriosos, la tarde de toros fue algo floja y demasiado larga, finalizando la fiesta cerca de las 22:00 horas, cuando los tres diestros salieron de la plaza a hombros. Lo mejor fue sin duda la entrega de unos diestros que demostraron que no importa si torean en una plaza de primera o segunda. Lo peor, los toros, bastante flojitos, algunos comentarios innecesarios de la afición que lograron desconcentrar a los toreros y hasta al toro, así como la presencia de los niños en la plaza, algo que ya es habitual en las corridas organizadas con motivo de la Feria.
Los enanitos marineros revolucionaron el recinto ferial
La tarde de toros del domingo estuvo dedicada a los más pequeños con un espectáculo musical y de humor a cargo de Popeye Torero, un grupo de 25 artistas que revolucionaron el ruedo con su espectáculo para todos los públicos. Previamente, los enanitos marineros se dieron una vuelta por el recinto ferial con su pachanga particular para animar a los feriantes a que se acercasen a la plaza de toros portátil. Los humoristas pasearon en trenecito por todo el real y visitaron las casetas para poner más diversión a la última tarde de Feria.