CASSANDRA’S DREAM
Joe E. Brown decía, justo en la frase final de una de las mejores películas de la historia (no creo que sea necesario decir cuál), "Nadie es perfecto". Pues baste esto para definir el último trabajo estrenado por Woody Allen (ya está montando el filme que acaba de rodar en nuestro país, Vicky Cristina Barcelona). No estamos, evidentemente, ante una de las grandes obras a las que nos tiene acostumbrados el gran Woody, pero no obstante el filme con el que el maestro de Manhattan cierra su trilogía londinense es ciertamente interesante.
Estados Unidos-Reino Unido, 2007 (108')
Título original: Cassandra's dream.
Escrita y dirigida por: Woody Allen.
Producción: Letty Aronson, Stephen Tenenbaum, Gareth Wiley.
Fotografía: Vilmos Zsigmond.
Música: Philip Glass.
Montaje: Alisa Lepselter.
Intérpretes: Ewan McGregor (Ian), Colin Farrell (Terry), Tom Wilkinson (Howard), Hayley Atwell (Angela Stark), Sally Hawkins (Kate), John Benfield (Padre), Claire Higgins (Madre), Ashley Madekwe (Lucy).
Más cercano en cuanto a género e intenciones a Match Point que a Scoop, Cassandra's dream es un título menor en el que Allen nos presenta algo insólito en él hasta la fecha: los protagonistas son miembros de una familia pobre, trabajadora, en vez de la burguesía media y acomodada a la que nos tenía acostumbrados.
Ian y Terry son dos hermanos de una familia pobre pero honrada. Ian trabaja en el restaurante familiar, aunque sueña con largarse en cuanto le den resultado unas inversiones en hoteles en California que tiene previsto. Terry es mecánico en un taller e intenta sacarse un dinero extra apostando a las cartas y a las carreras de galgos, aunque con resultados no tan deseados. Pese a su mala situación económica, se compran un pequeño velero (el Cassandra's dream del título) para pasear los fines de semana. Ian conoce a una actriz con gran proyección, de la que se (y a la que) enamora ocultándole sus verdaderos orígenes, y haciéndose pasar por un rico empresario. Terry tiene mala suerte y pierde una altísima suma en una partida. El admirado e idolatrado tío Howard, exitoso cirujano plástico, puede ser la solución a sus problemas. De hecho, se ofrece a su sufragar las necesidades de los hermanos, siempre que ellos le hagan un gran favor a cambio: que eliminen a un antiguo colaborador que tiene información comprometida sobre él.
El problema de Cassandra's dream es que hay situaciones que no terminan de convencer. Las conversaciones de los hermanos con sus padres son de manual, están más que trilladas. Aparte de que nadie se cree que Ewan MacGregor y Colin Farrell (por cierto, magnífico) sean hermanos, algunos personajes (Tom Wilkinson, por ejemplo) no son muy creíbles. Pero lo peor es que hay momentos en que la cinta pueden provocar un profundo sopor en el espectador.
Woody muestra bien los intrincados razonamientos que les pasan por las cabezas a los dos hermanos para hacer o no hacer lo que les pide su tío, la moral, los argumentos morales frente a las necesidades físico-económicas, y cómo una mente débil o no demasiado preparada para ello puede desquiciarse. Pero en determinados momentos, Allen se pierde, y se detiene, su discurso se vuelve lento, moroso. Y ello pesa en el resultado final de una cinta, que concluye, como la que abría la trilogía londinense, Match Point (esta sí, una obra maestra) con una auténtica e inesperada sorpresa.