Contra la violencia de género en sus distintas formas

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Desde esta concentración mensual, hacemos sonar una vez más nuestra repulsa hacia la violencia machista. El número de víctimas asesinadas, que esta infecta plaga siembra día tras día en nuestra sociedad, alcanza 42 mujeres y 6 niños y niñas.
Necesitamos que las administraciones dediquen más recursos a una construcción social de género, en la que no haya lugar para las desigualdades y sus consecuencias, la violencia de género en todas y cada una de sus formas, física, psicológica, sexual, económica, patrimonial, vicaria y social.

La expresión violencia de género puede que nos lleve a pensar en un fenómeno dentro del entorno de la pareja. Nada más lejos, este ultraje se extiende desde el entorno más cercano de cada mujer, hasta los más diversos y distanciados.

Socialmente las mujeres reciben mal trato continuamente, sin ser estos detectados por ellas mismas y por el conjunto de la sociedad.

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La violencia de género simbólica, es un agravio muy común y difícil de combatir. No deja marcas visibles en una sola víctima, su huella impacta en toda la sociedad. Está constituida por mensajes e iconos que transmiten relaciones de dominación, desigualdad y discriminación. La ejerce la publicidad, las series, las películas, las letras de las canciones, el refranero popular, los juegos de vídeos, las revistas, las novelas, las caricaturas, los chistes…

Violencia de género normalizada

La violencia simbólica hacia las mujeres está tan normalizada que no la percibimos. Es uno de los estilos de violencia más difíciles de identificar, por estar envuelto en el velo de la cultura, del ocio, de las tecnologías y del consumismo tan presente en la sociedad actual. La imagen de la mujer es utilizada continua y frívolamente como reclamo para discotecas y lugares de fiesta. Las mujeres son cosificadas cuando se reproduce su imagen para la publicidad de infinidad de marcas, y los más variados productos del mercado.

Su imagen llega a los medios casi siempre, desde estereotipos vinculados con la sexualidad o con la falta de capacidades humanas como la inteligencia y la laboriosidad. Los medios de comunicación social, especialmente la televisión, contribuyen de manera decisiva a la perpetuación de este maltrato simbólico. Esto se traduce en la reproducción de una situación de desigualdad y de discriminación.

Algunas maestras y maestros, contribuyen involuntariamente de un modo poco perceptible y sutil a la violencia simbólica, nos transmiten pensamientos filosóficos y obras sin una revisión profunda de género, normalizan expresiones que ejercen violencia contra las mujeres, por ejemplo cuando se les dice al alumnado que el refranero español es un ejemplo del saber popular, sin tener en cuenta que en muchas de estas composiciones se expresan verdaderas atrocidades.

Violencia de género ignorada

La violencia machista a menudo se ignora por el discurso público en general, especialmente el mediático, al parecer no cumplen el criterio de noticia. Parte de la población la sigue percibiendo como algo de lo que no hay que preocuparse. Esto es preocupante, muy preocupante.

Es necesaria una nueva construcción social y cultural de género. No olvidemos que los privilegios de unas personas se construyen sobre la pérdida de derechos de otras. Por ello es fundamental el compromiso político, ético y social en el cumplimiento de los marcos jurídicos que nos amparan, de los más modernos y avanzados en materia de igualdad y lucha contra la violencia de género, para prevenir, sancionar y erradicar el machismo en todas sus formas.

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