Actriz
“De ‘Buscando a Hilary’ ha salido un programa terapéutico para víctimas de malos tratos”
La compañía de teatro Blanca Marsillach presenta el sábado, día 10, a las 21:00 horas en el teatro municipal la obra Buscando a Hilary. Una retorcida y cínica comedia sobre la búsqueda de identidad de una mujer de 40 años. El precio de la entrada es de ocho euros y se puede adquirir en la taquilla del teatro municipal en horario de 9:00 a 13:00 horas y de 17:00 a 21:00.
Blanca Marsillach empezó en el teatro de la mano de su padre, Adolfo Marsillach. En su carrera ha combinado sus papeles en montajes teatrales clásicos con sus aportaciones en cine y televisión. Formó compañía en EE.UU. y a su vuelta a España optó por alternar su papel de actriz con el de productora de su propia productora.
El viernes llega a Dos Hermanas con Buscando a Hilary ¿Qué va a ver el público que se acerque al teatro?
Una función muy divertida con la que se van a identificar. Está protagonizada por una mujer en conflicto con su cerebro que crea una serie de personajes míticos y muy divertidos para acallar esas voces que la atacan personalmente. Vamos a pasar una hora y media muy divertida.
¿Puede servir Hilary como un espejo en el que se miren todas esas mujeres que se encuentren en su misma situación y que no sepan por donde tirar?
De esta función ha salido un programa terapeútico al que las mujeres vienen, ven la obra, hacen una serie de ejercicios y salen como nuevas. Así que sí, puede servir de espejo para que las mujeres reconozcan sus miedos y limitaciones, y encuentren una solución a ellos.
La sociedad debe de estar llena de Wilpuck, personajes que se creen los dueños de muchas mujeres. ¿Qué mensaje les lanza esta obra?
Wilpuck en este caso es el ego de Hilary y, al estar sometida a una autoestima muy baja, le da mucha importancia a este ego masculino al que considera superior a ella. Por eso la obra lo que trasmite es que la mujer tiene que pactar primero con ella misma y no intentar cambiar a los demás, ya que tanto el problema como la solución está en ella.
¿Cómo recibe el público de las diferentes ciudades por las que han pasado este montaje?
De entrada el público se ríe muchísimo. Luego el que quiere indagar más lo hace y el que no, se queda en la simple sonrisa. Esta es la clave para que una comedia funcione y sea inteligente: dar libertad al espectador para que saque sus conclusiones.
Viniendo de una familia como la suya, con un padre con tanto peso en la escena teatral como Adolfo Marsillach, ¿cabía alguna duda de que su destino estaba en el teatro?
Desde siempre he tenido claro que lo mío era la interpretación. Lo que no sabía era si iba a optar por el cine, el teatro o por la figura de empresaria, pero lo que sí tenía claro es que no era una mujer de ciencia.
Además de actuar gestiona una productora y lleva la producción artística del Teatro Fígaro Adolfo Marsillach. ¿Cómo hace para sacar adelante tantos papeles protagonistas?
Con mucho trabajo, no hay más secreto.
¿Qué tipo de obras le gusta producir?
Realmente hago lo que me gusta y esa fue la razón por la que me metí en la producción teatral: apoyar el tipo de teatro que a mí me gusta y no limitarme a un montaje con 20 actores. Prefiero trabajos con mensaje y que defiendan algo.
No es la primera vez que pisa Dos Hermanas, ¿qué recuerdos guarda de su público?
El público es muy amoroso. Me encanta el sur, ya que mi madre es de Cádiz y me siento muy a gusto por Andalucía.