La comodidad del tren hace que los propietarios de fincas y recreos vengan al pueblo cada vez con más frecuencia
Hace unos días nos ha visitado con fines administrativos el gobernador Guerola, que ha dejado para la historia una frase preciosa: “Dos Hermanas está llamada a ser el Versalles sevillano”. Es decir, al igual que es Versalles un lugar de retiro y descanso para los aristócratas de París, así lo es Dos Hermanas para los de Sevilla.
El comentario no es gratuito. Las bellas haciendas, alquerías, cortijos, fincas y recreos que muchos ricos propietarios sevillanos tienen aquí, unido a la cercanía de la capital, el clima agradable de nuestro pueblo y la facilidad de llegar en ferrocarril (desde 1860 está inaugurada la línea Sevilla-Jerez), convierten a Dos Hermanas en un lugar idóneo donde reponer fuerzas, disfrutar de la naturaleza y respirar aire puro. Sin duda, se ha convertido en un lugar de encuentro de las familias de la alta sociedad de Sevilla.
Además, desde hace cinco años (1872), Dos Hermanas se está convirtiendo en un importante centro cultural, sobre todo en torno al matrimonio de poetas formado por Antonia Díaz y José Lamarque de Novoa, que en su Alquería del Pilar reúnen con frecuencia a poetas y artistas relevantes. La Alquería es vecina de la huerta de San Luis, de los señores de Ibarra, rodeada por un parque de unas 13 hectáreas que convierten el lugar en un lugar de inspiración para los literatos.
Cecilia fue la primera
El Marqués de Arco Hermoso, esposo que fue de la escritora Cecilia Böhl de Faber (Fernán Caballero) fue de los primeros en llegar a la Hacienda La Mina. Las estancias de Alfonso XII y la presencia de los Montpensier, cuyas tierras llegaban hasta el borde del término nazareno, también han propiciado la visita de ilustres foráneos.