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Con la plaza de la Constitución ponemos fin a la serie que hemos dedicado al callejero histórico de nuestra ciudad. El que podemos considerar como el espacio público más antiguo de la localidad (más incluso que la actual calle Nuestra Señora de Valme), surgió a la misma vez que la propia Dos-Hermanas, esto es, finales del siglo XIV, y lo hizo donde se cruzaban dos grandes caminos reales, el de Sevilla a Utrera y el de Alcalá de Guadaíra a Coria del Río.

De todas formas, hay que esperar a los primeros años del siglo XVI para encontrar la primera mención documental: la hallamos en el acta de un pregón público realizado el 12 de marzo de 1531. Ya por ese entonces la plaza tenía una disposición completamente distinta a la actual (véanse las fotografías que acompañan al artículo). Su eje principal tenía la orientación este-oeste, siendo la plaza de forma casi rectangular.

Es a mediados de ese siglo XVI cuando ya encontramos allí las sedes de los dos grandes poderes de nuestra antigua villa. Por un lado, el poder religioso, representado por la iglesia de Santa María Magdalena (edificada allá por la década de 1480), y, por otro, el poder civil, representado por las casas del cabildo o del concejo (construidas hacia 1545 en el lugar donde hoy sigue el Ayuntamiento). A estos dos edificios, habría que sumarles el hospital para pobres de la Magdalena, la casa del pósito, las carnicerías públicas y los mesones de Bartolomé de Espinosa y de la familia Grimaldo, los más importantes de la localidad. Todos ellos hacían de este espacio la plaza mayor del lugar.

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Aquí se realizaba buena parte de la vida cotidiana del municipio: mercados, pregones, almonedas y subastas, tratos y contratos… todo esto se desarrollaba en la plaza, cuyo aspecto nada tenía que ver en esos años de los siglos XVI-XVII con el que hoy podemos apreciar. Y es que algunas de las casas de la plaza tenían soportales, como ocurría en Sevilla, que servían de refugio ante las inclemencias.

En esta primera época ya se celebraban en la plaza pública los festejos (corridas de toros y juegos de cañas) que se hacían con motivo de las fiestas en honor a Santa Ana, Patrona del lugar. No hay que olvidar que, por ejemplo, en los altos de las casas del cabildo existía una galería desde la que los capitulares (con el corregidor y los alcaldes ordinarios a la cabeza) veían dichos festejos. Para el resto del vecindario se levantaban modestas gradas de madera.

Y hasta bien entrado el siglo XVII fue la única plaza que tuvo Dos-Hermanas, apareciendo en esa centuria pequeñas plazuelas sin demasiada trascendencia.

En la siguiente entrega, continuaremos hablando sobre este representativo e importante espacio de nuestra ciudad.

¿Qué nombres tuvo?

La que es la plaza mayor de Dos-Hermanas comenzó siendo conocida con el simple nombre de «plaza pública». Así estuvo hasta que en 1812, con motivo de la promulgación de la Constitución de Cádiz, pasó a ser llamada «plaza de la Constitución».
A partir de entonces comenzará el vaivén de nombres oficiales, pues en 1814, al regreso de Fernando VII, volvió a ser llamada «plaza pública».

Tras el triunfo del pronunciamiento de Riego en 1820, nuevamente será denominada «de la Constitución», para regresar a su primitiva denominación en 1823. Pero por poco tiempo, pues en 1843, coincidiendo con la mayoría de edad de Isabel II, esta plaza pasará a llamarse como la citada monarca. Tras la revolución de 1868, este espacio fue conocido como «plaza de la Libertad». Sin embargo, al poco de ser proclamado Alfonso XII rey de España en 1874, cambió otra vez el nombre y fue llamada «plaza de Alfonso XII». Dicha denominación duraría hasta la proclamación de la II República en 1931, aunque hubo algunos intentos en 1906 de trocar el nombre, intentos que no llegaron a buen puerto.

Entre 1931 y 1937, se le denominó «plaza de Fermín Galán», en honor del militar que protagonizó, junto a Ángel García, la sublevación de Jaca de 1930. En 1937, pasó a llamarse «plaza de José Antonio», por el político fundador de la Falange Española. Pero en 1980, se acuerda sustituir ese nombre y darle el que aún hoy lleva: «plaza de la Constitución», por la Carta Magna de 1978.

Pero si por algún nombre se la conoce es por el de «los Jardines», desde que en 1938 (con motivo de la profunda reforma que sufrió la plaza) se realizaran los espacios ajardinados que aún hoy podemos apreciar.

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