primera piedra
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El pasado mes de abril se cumplieron cien años de la colocación de la primera piedra del Sanatorio Antituberculoso del Tomillar (hoy Hospital de El Tomillar), una institución muy vinculada a Dos-Hermanas, a pesar de encontrarse en el término municipal de Alcalá de Guadaíra.

Desde los inicios de la Restauración borbónica hubo un gran interés por combatir la tuberculosis, sobre todo a raíz de la muerte, en 1885, del propio monarca Alfonso XII, a consecuencia, como es bien sabido, de aquella enfermedad. A partir de esta fecha, la Corona puso todo su empeño en patrocinar y promocionar cualquier iniciativa encaminada a luchar contra tan terrible afección.

A finales de la segunda década del siglo XX comienza a fraguarse la idea de construir a dos kilómetros al este de Dos-Hermanas un sanatorio antituberculoso (donde los enfermos eran curados siguiendo un régimen higiénico-dietético), en un sitio que, según los expertos de la época, reunía excelentes condiciones para ese fin, al recibir vientos muy beneficiosos debido a su altura.

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El proyecto siguió su curso sin apenas problemas, y, así, el 22 de abril de 1920, visitó la villa de Dos-Hermanas la reina doña Victoria Eugenia (presidenta de honor, desde 1907, del Real Patronato Central de Dispensarios e Instituciones Antituberculosas), acompañada por la Condesa de Lebrija (presidenta del patronato), para, a continuación, inspeccionar los terrenos donde se edificaría el sanatorio antituberculoso.

Primera piedra, día 24 de abril de 1920

Dos días más tarde, el 24 de abril, regresó a Dos-Hermanas, esta vez para asistir al acto de colocación de la primera piedra del edificio del sanatorio. A las doce menos cuarto salió de Sevilla en automóvil doña Victoria Eugenia, junto con la duquesa de San Carlos y el marqués de Bendaña, llegando a nuestra villa minutos después. En el pueblo la esperaban las autoridades locales (con el alcalde Juan Antonio Carazo Gómez a la cabeza) y provinciales, la Junta de Damas del Patronato Antituberculoso, las presidentas de las mesas petitorias de la Fiesta de la Flor y una comisión de las señoritas que postularon. Las calles de la villa estaban engalanadas para la ocasión y el pueblo hizo un recibimiento entusiasta a la soberana.

También la carretera de Alcalá fue adornada con banderas y gallardetes con los colores nacionales. A la ceremonia de la colocación de la primera piedra asistieron familias aristocráticas de Sevilla, el gobernador civil, el presidente de la Diputación Provincial, el capitán general de la Región y el doctor Miguel Ríos Sarmiento, quien pronunció un discurso que fue contestado por el gobernador en nombre del Gobierno y el Rey. Ambos discursos fueron muy aplaudidos “como igualmente la Reina, que al llegar y al marcharse, fue ovacionada”. Tras el preceptivo discurso, la Reina echó “las paletadas de cemento para asentar la piedra”. Bajo dicha piedra se colocaron monedas y periódicos del día, según la costumbre en esos casos. El acta de la colocación fue firmada por la Reina, su hermano Alejandro de Battenberg (marqués de Carisbrooke), la duquesa de San Carlos, las condesas de Lebrija y de Colombí, el marqués de Bendaña y las autoridades asistentes. Asimismo, el arquitecto explicó a la reina cómo iba a ser el futuro edificio del sanatorio. Tras la ceremonia se sirvió un aperitivo.

Las obras del sanatorio se prolongarían hasta 1925, año en que fue inaugurado su primer pabellón por los infantes don Carlos de Borbón-Dos Sicilias y su segunda esposa doña Luisa de Orleans (en representación de la Reina, que no pudo asistir) y el arzobispo de Sevilla.

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