Sombra: Shakespeare en la China medieval

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Sombra

SOMBRA

Uno de los géneros que tradicionalmente nos llega de China, casi siempre con cierto éxito, y habitualmente dotado de una estética bellísima, es el wuxia, películas de artes marciales que transcurren en un escenario histórico (habitualmente, en la edad media), y en los que el toque melodramático y los temas de la amistad, la lealtad y la traición son habituales.

Uno de los más reconocidos directores del género, también uno de los más afamados realizadores del país, es Zhang Yimou, que, con éxitos como Hero, La casa de las dagas voladoras o La maldición de la flor dorada, regresa al wuxia con la fantástica Sombra, que, si bien reúne casi todos los elementos habituales del género, también se diferencia de las anteriores incursiones en el mismo por parte de Zhang de modo considerable en su apartado estético.

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El condado de Peixian está regido por Pei Liang, un monarca tirano que vive con su hermana adolescente, la princesa. El comandante de su ejército, que ha sufrido una dolorosa derrota con un enemigo vecino, trama una venganza, mientras trata de sobrevivir a las intrigas que contra él se traman en la corte. Para ello, hace uso de un doble, una sombra que se hace pasar por él sin que ni los nobles ni el propio monarca se percaten de ello. Mientras el verdadero comandante, oculto en una cueva, prepara su siguiente paso, y el monarca planea el asedio a la ciudad amurallada de Jing, entre la sombra y la mujer del comandante surge una atracción prohibida.

China-Hong Kong, 2018 (116′)
Dirección: Zhang Yimou.
Producción: Pang Liwei, Liu Jun, Wang Xiaozhu.
Guión: Li WeiZhang Yimou, basado en la película escrita por Zhu Sujin.
Fotografía: Zhao Xiaoding.
Música: Loudboy.
Montaje: Zhou Xiaolin.
Intérpretes: Deng Chao (Jing / Comandante Zi Yu), Sun Li (Madam), Zheng Kai (El Rey de Pei), Wang Qianyuan (Capitán Tian), Wang Jungchun (Ministro Lu), Hu Jun (General Yang), Guan Xiaotong (La Princesa), Leo Wu (Ping).

El abigarrado uso del color al que nos tenían acostumbrados en el género, se ve modificado aquí por una gama cromática en la que el predominio es casi absoluto del blanco, del negro, y de mil tonalidades de grises, lugar donde las sombras se pueden mover con sigilo, sin que apenas sean percibidas. Ello no es óbice para que la estética sea hermosísima. Los trajes, los decorados (minimalistas), las poéticas escenas de lucha (más semejantes a una danza que a una pelea en sí), donde la lluvia funciona casi como un personaje más… Sombra es una obra artística de extrema belleza, en la que (además) hay una buena historia con evidentes tintes de tragedia shakesperiana, con luchas de poder, amores imposibles, intrigas palaciegas movidas por la traición, la maldad y el deseo de poder.

Destaca también en Sombra el papel de los dos personajes femeninos. Relegadas en un principio a un papel de sumisión (la mujer del comandante acepta el juego con la sombra que le propone su marido, y la princesa es vendida al enemigo para tratar de alcanzar la paz), serán ellas las que decidan su destino, luchando hasta el final por sus sentimientos.

Planteada como una lucha de opuestos, luz-oscuridad, ying-yan, masculino-femenino (que tendrá importancia fundamental en la más épica batalla de la cinta), y en cierto modo el mito del doppelgänger (que también puede entenderse como dualidad), Sombra es una película épica, de bellísima factura, con una dramática muy potente, y cuyo final, además, queda abierto a posibles diferente interpretaciones con su estructura circular.

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