Cuando a un género como la comedia romántica (o romcom), tan repleto de clichés, de lugares comunes, con miles de películas intercambiables que son exactamente iguales entre sí, y que no aportan prácticamente nada nuevo desde hace años, llega un soplo de aire fresco, una película como La gran enfermedad del amor, uno no puede menos que alegrarse.
Y la llamamos comedia romántica a pesar de que lo cómico deriva pronto hacia algo más cercano al drama, a algo más emotivo, que te coge un pellizco y te hace identificarte con los sentimientos de los protagonistas. Porque aquí, y se nota, hay corazón, hay verdad. No en vano está basada en hechos reales (en gran parte), en cómo sus autores (Kumail Nanjiani y Emily Gordon) se conocieron y (contra todos los pronóstico y los múltiples obstáculos) se enamoraron.
Kumail es un joven de origen paquistaní que aspira a ser cómico en Estados Unidos. Después de una actuación en un bar, conoce a Emily, una estudiante de posgrado. La conexión entre ambos es inmediata. Sin embargo, lo que pensaban que iba a ser una aventura de una noche se convierte en algo real, lo que pone patas arriba la vida que le habían planeado sus padres, musulmanes tradicionales, de casarlo por conveniencia con una buena chica paquistaní, y la relación no tarda mucho en romperse.
Cuando Emily se ve atacada por una extraña enfermedad que la lleva al hospital, Kumail se ve sorteando la crisis médica junto a los padres de ella (a los que no conocía y que están cabreados con él por dejar a su hija), mientras tiene un tira y afloja emocional entre su familia y sus sentimientos.
Estados Unidos, 2017 (120′)
Título original: The big sick.
Dirección: Michael Showalter.
Producción: Judd Apatow, Barry Mendel.
Guión: Emily V. Gordon y Kumail Nanjiani.
Fotografía: Brian Burgoyne.
Música: Michael Andrews.
Montaje: Robert Nassau.
Intérpretes: Kumail Nanjiani (Kumail), Zoe Kazan (Emily), Holly Hunter (Beth), Ray Romano (Terry), Anupam Kher (Azmat), Zenobia Shroff (Sharmeen), Adeel Akhtar (Naveed), Bo Burnham (CJ), Aidy Bryant (Mary), Kurt Braunohler (Chris), Vella Lovell (Khadija).
Después de haber recibido el premio del público en los festivales de Locarno, Nantucket y en el South by SouthWest (SXSW) de Austin, queda claro que la cinta va a ser un éxito, con el que incluso la crítica más dura ha caído rendida.
La gran enfermedad del amor no es una romcom al uso. De hecho, casi ignora absolutamente la estructura clásica del género para adentrarse en terrenos no explorados hasta ahora por el mismo. Se adentra en conflictos culturales, bordea el drama, es mucho más inteligente y divertida que la mayoría de las cintas del género, y es realista, se siente la verdad (y no porque sepas que está basada en hechos que ocurrieron realmente, sino porque los personajes, prácticamente todos, se sienten como reales, se nota la Verdad en ellos).
Quizás motivado porque, aparte de escribir su propia historia, Kumail Nanjiani se interpreta a sí mismo. A ella, en cambio, le pone piel y voz una malditamente adorable (es imposible no enamorarse de ella) Zoe Kazan, que (por cierto) está en casi todas las romcom que aportan algo nuevo y diferente al género, algo tendrá que ver ella.
La mejor comedia romántica en años, una película que pueden disfrutar hasta los que no disfrutan con las comedias románticas, una película que revitaliza el género y da esperanzas de que nos dé grandes obras en el futuro, marcando el camino a seguir. Emotiva, sincera, aguda, inteligente, tierna, divertida y dolorosa a ratos, conmovedora y encantadora, La gran enfermedad del amor es una de las sorpresas del año.
