La Guardia Civil ha encontrado su ropa tirada en el camino hacia Dos Hermanas, pero le ha perdido la pista
Fue el pasado 28 de diciembre de 1942 cuando, a eso de las nueve de la mañana, se detectó que el penado José Teyssiere Gómez no se encontraba en las oficinas de contabilidad del Campamento de presos de La Corchuela, donde cumplía el segundo de 30 años de prisión. Al ser avisado el guardián de servicios, Tomás García Solera, para que averiguara su paradero, éste señaló que, a la hora del recuento, sobre las 8,30 horas, el penado se hallaba junto a sus compañeros.
Los funcionarios (en ese momento estaban en el servicio de vigilancia el sargento Enrique Rojas, el cabo Antonio Guillén y once soldados más) procedieron entonces a una exhaustiva búsqueda, sin resultado alguno. Sus compañeros penados declararon que no notaron nada anormal en su comportamiento y que, tras desayunar y lavarse, nadie volvió a verle. De esos hechos se cumplen ya casi dos meses, y hoy, 20 de febrero, se ha cerrado el caso sin que el fugado haya aparecido y sin que haya sido inculpado por negligencia ninguno de los responsables de la vigilancia.
Se fue hacia Dos Hermanas
José Teyssiere Gómez, militante anarquista, es natural de Cons tantina, por lo que el puesto de Guardia Civil de esa localidad de la sierra fue el primero en ser avisado para iniciar la búsqueda. Pero el fugado no se dirigió hacia su pueblo natal sino hacia Dos Hermanas, ya que se encontraron por el camino sus prendas de militar.
Sin embargo, las pesquisas llevadas a cabo por la Guardia Civil de Dos Hermanas tampoco obtuvieron resultado alguno, y el pasado 9 de enero la camandancia nazarena informó que el fugado no se encontraba en el pueblo. Con el mismo resultado negativo adverso informó días después la comandancia de Constantina.
Su esposa, Dolores Vimes, que tres días antes de la fuga había estado en el campamento visitándole, ha sido interrogada y ha negado que supiera nada de la evasión de su marido, ni siquiera que tuviera un plan.
El hecho de que el preso tirara sus prendas en el camino a Dos Hermanas es lo que mantiene desconcertado al capitán general y al instructor del caso, que no pueden creer que caminara desnudo. El caso se ha cerrado con un absoluto misterio.
{xtypo_code}Tiró la ropa de preso y se hizo el cojo
José Teyssiere Gómez no tenía pensado fugarse el 28 de diciembre de 1942, pero ese día se dieron una serie de circunstancias que, unidas a la suerte, al ingenio y a la solidaridad, permitieron su evasión. Aquel día se levantó con fiebre, y se quedó en el barracón, donde un porrista le agredió para que se levantara. El jefe de funcionarios dijo a los demás porristas: “Este no se va, que vuelva al barracón mientras llega el comandante”. Ese fue el momento en que, de manera improvisada, decidió fugarse.
Lo hizo vestido con el uniforme italiano de preso, pero tuvo la ocurrente idea de ponerse debajo un mono y una gabardina, prestada por otro preso de Guadalcanal. Al salir del campo de concentración (no sabemos por qué lugar lo hizo), caminó en dirección a Dos Hermanas y fue tirando la ropa de militar para dejar un rastro falso. A mitad de camino se dio la vuelta y se dirigió a Coria del Río, vestido de paisano, con mono y gabardina. En el camino se encontró a un hombre y a una mujer que iban en un carrito a llevar leche a Coria. José entonces se hizo el cojo y, cuando le preguntaron “¿Qué le pasa a usted?”, les dijo que se había torcido el pie y que iba a que le viera el médico. El lechero le dijo que subiera, que le llevaba, con tan buena suerte que la barca estaba en la orilla. Enseguida cruzó el río y desde Coria cogió el tranvía hacia Sevilla, donde se escondió en casa de un amigo.{/xtypo_code}