El jazz, el organillo y el flamenco se mezclaron en una noche que reunió en Dos Hermanas a aristócratas y visitantes a la feria
De espectacular puede calificarse la fiesta celebrada la noche del pasado sábado, 3 de mayo, en la hacienda nazarena de San Miguel de Montelirio. Aunque hace tiempo que estaba anunciada (para hacerla coincidir con la feria de abril y así aprovechar la estancia en Sevilla de importantes invitados), la lluvia constante lo había impedido. Si se hubiera celebrado unos días antes habrían acudido los reyes, que se fueron de Sevilla unas horas antes.
La fiesta, organizada por su actual propietario, Francisco Aritio, tuvo como protagonistas la música y la iluminación. Fue espectacular en el patio central (con bombillas azules en el estanque) y también en los jardines, con un reflector en cada palmera.
Como escribe hoy un cronista en la prensa madrileña, «el patio era de ensueño y en los jardines, las palmeras tienen alturas de modernos rascacielos». Con jazz estrepitoso en algunas estancias y organillo en otras, la que reinó fue la fiesta flamenca. Tras la espléndida cena, con buñuelos de aperitivo, partió la noche la voz entrecortada de el «Goro», acompañado a la guitarra por Anita Aritio, hija del propietario de la hacienda. Joaquín Murube también se soltó con un fandanguillo.
Entre los ilustres invitados vimos al infante D. Jaime, D. Alonso de Borbón y su hermano el príncipe D. Carlos, la marquesa de Argüelles, las condesas de Villagonzalo y Valmaseda, con bellos mantones verbeneros.