La hermandad no cambió sus planes, saliendo del cortijo a las 18:00 horas
Lo que se anunciaba como una jornada espléndida de romería se truncó en la segunda mitad del día. Mientras los romeros descansaban tras el almuerzo y la ermita recibía ininterrumpidamente la visita de los fieles de Valme, las nubes se cernieron sobre el cielo sevillano, descargando una importante tormenta de agua. Eran las 16:30 horas y el ambiente en Cuarto comenzaba a ser desolador.
Aunque la lluvia no sorprendió para nada a los que en ese momento disfrutaban de la romería en Bellavista. De sobra eran conocidas las previsiones que apuntaban a que sobre las 17:00 horas la lluvia haría su acto de presencia. Esta información, además de la inestabilidad de las últimas jornadas, provocó que la gente fuese previsora, apareciendo al instante chubasqueros y paraguas en los terrenos aledaños a la ermita, además de resguardarse cada uno donde buenamente podía, bien bajo los faldones de las galreras o en algún soportal del cortijo. La lluvia rompió la romería en dos como hacía años que no se recordaba, ya que habría que remontarse a hace seis años para hablar de una romería en la que la lluvia hiciera acto de presencia. En aquel 2002 también fue durante el camino de vuelta.
Protegida
A pesar de las inclemencias meteorológicas, la junta de gobierno de la hermandad decidió no cambiar para nada sus planes de vuelta. De esta forma a las 17:30, como estaba previsto, se procedió al rezo del Rosario, mientras las carretas se preparaban para la vuelta a casa.
Con un fuerte aguacero cayendo sobre Cuarto y protegida con un plástico, la Virgen de Valme fue trasladada desde la Ermita hasta su carreta para iniciar el camino de vuelta. Eran las 18:10 horas cuando la carreta de la Virgen comenzó a andar.
Aunque las previsiones que manejaba la junta de gobierno daban inestabilidad en las prçoximas dos horas, cuando la comitiva cruzaba la travesía de Bellavista en busca de la carretera vieja la lluvia dio un respiro a los romeros. Se iniciaba un camino de regreso con la incertidumbre por el mal tiempo y la intención de agilizar el paso.