MANIFIESTO de la CONCENTRACIÓN MANIFESTACIÓN del próximo día 25 DE JUNIO.
En este año se cumple el treinta aniversario de algo que cambio mi vida en manera de sentir y pensar, por aquel entonces y desde hacia años atrás, tenia una amiga, como se dice mi amiga del alma, reía con su risa y lloraba con su llanto, su risa duraba poco, su llanto era su pan de cada día, le hacia daño querer a dos hombres, dos hombres que solo vivían para hacerla sufrir a través del maltrato, esos dos hombres en quien ella había puesto todas sus esperanzas, tan distintos uno del otro, como amor de padre y amor de hombre.
Toda su vida fue un sufrir por el maltrato de su padre que siempre la desprecio, siempre la pegó y siempre la degrado.
No fue afortunada con el amor pues las tres relaciones que tuvo no le dieron el cariño que tanto buscaba, pero de dos pudo salir aunque algo tocada en el sufrimiento, del que nunca pudo salir fue del ultimo, no pudo salir por mas que quería, pues no podía estar con él pero tampoco sin él.
Recuerdo que me llamaba día si y día no, era un sufrir juntas el martirio que vivía mi querída amiga cuando me contaba como la vejaba y sobre todo como la despreciaba, no con palos me decía, él no me pega solo me trata mal, me tira la comida y me hace recogerla con las manos, a veces me corto pero no creas que él no es malo, creo que la mala soy yo que todo lo veo mal.
Yo la reprendía diciéndole no aguantes mas, pero ella después de hartarse de llorar me decía como siempre, yo soy la culpable que nunca hago nada bien.
Un día como hoy recibí una llamada del pueblo, contenta cogí el teléfono, sentí una rara sensación, pero el cariño a mi amiga era más fuerte, y rápido conteste, no, no era mi amiga, era un familiar que me daba la noticia, ha muerto, no lo entendía pero una y otra vez preguntaba ¿cómo ha sido? ilusa de mi como sino lo supiera, como si no lo hubiera presentido, pero seguía preguntando cómo, cómo. Al fin me lo dijeron, la mató. Él la mató.
Con tremendo dolor seguía preguntando cómo, cómo, en el baño, a puñaladas, como los cobardes. Veinte fueron las causantes de su muerte. Me dicen que había cristales rotos, que estaba todo rojo de sangre.
Caigo en un pensamiento negro que me lleva a pensar cómo no la ayudé, cómo no vi su dolor, cómo no entendí su suplica cuando me llamaba, pero claro, ella me decía, la mala soy yo, él es bueno, me insulta pero no es malo.
Cuando pienso que si yo hubiera sabido lo que sé hoy quizás no hubiera pasado. En homenaje a mi amiga como a otras tantas amigas muertas en manos de tantos maltratadores y asesinos, les mando este escrito para que todas y todos tomemos conciencia del maltrato a la mujer y podamos ayudar a tantas mujeres maltratadas y asesinadas por sus maltratadores día a día.
Adiós amiga, te quiero y no te olvido donde quiera que estés.
