El sentido común y el derecho de casarse, o no.

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Me pregunto el sentido de la palabra común. Creo que en la expresión se refiere a la capacidad de las personas para distinguir, elegir, elaborar los pensamientos…con un sentido básico, objetivo, por encima de imposición alguna; que nace de la capacidad humana de pensar y razonar. 

Pienso que es cuestión de sentido común ser capaz de comprender el derecho de todas las personas a disfrutar de los mismos beneficios  sociales que se supone  deben dar las leyes. Por eso no comprendo que haya gente que se oponga a ello, como por ejemplo los que se dedican a intentar impedir que haya nuevas leyes que intenten paliar las miles de desigualdades de derechos que existen. ¿Con qué sentido, ante el más básico  necesario para percibir que en un estado laico y plural no deben dominar intereses o catecismos de ninguna religión; se enfrentan  en contra de los matrimonios homosexuales?, ¿pretenden impedir que estas personas accedan a los derechos sociales?

Einstein dijo que la estupidez humana es la segunda cosa infinita además del universo. Cada día comprobamos eso con los acontecimientos que se van sucediendo en estos tiempos, y es que algunas desperdiciadas mentes se dedican a insultar la capacidad de raciocinio humana. Dedicados a estas tareas que de verdad no creo que sean beneficiosas ni siquiera para la propia institución católica.
¡Habría que preguntarse si la voluntad de seguir poniendo trabas que anquilosan e impiden el desarrollo y abundan en los prejuicios y marginación es interesante para ningún grupo o comunidad humana! Al menos de aquellos con respeto hacia la justicia social. A lo mejor esas personas piensan que en el sillón de la presidencia política debe sentarse el mismísimo Papa u obispo competente.

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Si las demás personas siguiéramos esa línea de actuación, se harían  manifestaciones para  impedir que las parejas católicas se puedan casar por lo civil, ya que establecen su vida en pareja o familiar con criterios particulares diferentes a los de el total del grupo humano de este país, (que en teoría son el grupo defendido por la Constitución), o sea que visto desde otro lado, ellas son las “diferentes”. ¿Deberíamos pedir que sus casamientos no tengan valor civil?. ¿Deben ser atendidas estas peticiones, o las suyas?

¿Debería el gobierno hacer una selección de ciudadano/as  con unas actividades religiosas y sexuales… determinadas, a los/as cuales darles los derechos? ¿Acaso piensan que por ser  católicas deben disfrutar de mayores privilegios otorgados por la divinidad (o por la santa patrona de su pueblo), que les permita decidir sobre qué “tipo” de personas deben amparar las leyes y a cuáles no?

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