Violenta locura

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cineSKIZO

Hace apenas un par de años, el andaluz Jesús Ponce sorprendía a todos con una película pequeña que acaparó multitud de críticas favorables, y que aunque no llegó a ser un gran taquillazo, le sirvió para empezar a hacerse un nombre en el mundo del cine. Ahora estrena su segunda película, y vuelve a sorprender con un cambio de registro radical, abandonando el cine social de su primera obra para hacer una cinta prácticamente inclasificable, una mezcla entre el thriller y la película de terror adolescente, y que se queda a medio camino de ambas, sin llegar a decantarse por ninguno de los dos géneros y dejando la miel en los labios a los amantes de cada uno de los estilos que aborda.

España, 2006.
Director: Jesús Ponce.
Producción: Juanjo Landa.
Guión: David Sarasketa y Javier Etxaniz Petralanda
Fotografía: Alberto Elosegui.
Música: Aitor Amézaga.
Montaje: Fernando Franco.
Duración: 87 minutos.
Intérpretes: Eloy Azorín (Gorka), Óscar Jaenada (El Iván), Beatriz Segura (Susana), Patxi Santamaría (Luis), Asier Oruesagasti (Ander).

Gorka trabaja como camarero en el bar de la Facultad de Medicina. Está enamorado de Susana, una estudiante (hija de papá y más pija que la hija de la Preysler) que va a menudo al bar en el que trabaja. Para ‘ganar puntos’ ante la chica decide contratar a ‘el Iván’, un delincuente de poca monta, para que finja un ataque a la chica para que él pueda defenderla y dejarle KO. Pero Iván decide cambiar los planes en el último momento y secuestrar a la chica para pedir un suculento rescate, convirtiendo a Gorka en cómplice involuntario del asunto y dejando a la chica (que ya estaba colgadita del chico) totalmente fuera de juego. La tensión de la huida hace que su coche sufra un accidente, por lo que Iván se verá obligado a buscar un lugar en el que esconderse, y así llegan a un caserón en el campo, en el que vive un escultor. La situación se complica aún más cuando Iván mata al dueño de la casa, cuyas últimas palabras son peticiones de que no se peleen y de que se llevan bien. Poco después descubren que no están solos en la casa, y que lo que en apariencia es inofensivo puede esconder altas dosis de violencia.

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La cinta llega a las pantallas sin hacer ruido, del mismo modo que lo hizo la primera obra del director. Probablemente la primera vez que muchos espectadores conozcan esta película sea cuando vean el cartel en el multicines de turno, porque el gasto en promoción ha sido escaso.
Y eso pese a que su director no es del todo desconocido, y cuenta entre sus protagonista con el último ganador del Goya al mejor actor (Óscar Jaenada), además de Eloy Azorín (también bastante conocido) y Beatriz Segura (joven actriz, curtida en series y filmes catalanes, nuevo fichaje para esta temporada de Hospital Central y pronto en Salvador).

Skizo es una cinta sobre la locura y sus distintos tipos, la violencia y sus variantes, y lo que ocurre cuando ambas variantes se encuentran. Ningún personaje es inocente o inofensivo. Pero la película sí peca de poco valiente. Se va convirtiendo paulatinamente en una cinta típica de terror adolescente, con casa ‘abandonada’, estudiantes perdidos que acaban allí, y un personaje que amenaza con acabar con ellos. Por no hablar de su final, fuera de toda lógica e inexplicable por completo.

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