Pocos conocen que en nuestra ciudad existió una casa palacio perteneciente a los marqueses de Dos-Hermanas, y que se levantaba en la calle del Canónigo esquina con Antonia Díaz. En cualquier caso, no era, ni mucho menos, un palacio al estilo de los que podemos encontrar en la capital sevillana o en poblaciones de la provincia como Carmona, Écija o Utrera. Era más bien una casona sencilla, aunque espaciosa, utilizada por el Marqués como residencia esporádica, cuando pasaba alguna que otra temporada en Dos-Hermanas.
Fue don Alonso José de Pedrosa, por aquel entonces II Señor de Dos-Hermanas (recibiría el título de Marqués en 1679), el que compró la vivienda el 15 de junio de 1678 al canónigo y vecino de Sevilla don Andrés de León y Ledesma por 3.500 reales de vellón. En ese momento se trataba de unas casas “con dos puertas, la una que sale a la calle del Canónigo y la otra a la calle que va a la de Amaro Martín, que tienen quatro cuerpos cubiertos de teja, el uno que solía ser molino de azeite y el otro almacén y el otro atajonas y el otro caualleriças, con su sobrado y con lo demás que le pertenece”. Es curioso que don Alonso José comprara una casa para él, no vinculada a su mayorazgo, y no conservara la que su padre, el capitán don Pedro de Pedrosa, tenía en la calle Real de Dos-Hermanas, con oratorio propio. Asimismo, antes de esa venta, la vivienda había pertenecido a Tomé Rubio y sus sucesores, y, con anterioridad, al vecino de Sevilla Simón de Melo. El caso es que en la propiedad de la finca se fueron sucediendo todos los marqueses que dio la familia Pedrosa. Tras Alonso José de Pedrosa, fallecido en 1692, vinieron su hijo Pedro Manuel de Pedrosa, II Marqués de Dos-Hermanas [1692-1747], su nieto Vicente José de Pedrosa, III Marqués [1747-1788], y sus bisnietos Pedro, IV Marqués [1788-1812], José, V Marqués [1812-1819] y, finalmente, Francisco de Pedrosa y Cobos [1819-1838].
En el famoso Catastro del Marqués de la Ensenada (1751) se describe de esta forma la casa del Marqués de Dos-Hermanas: “Casas hacienda de campo en la calle del Canónigo desta población, compuestas de vivienda alta y vaxa con quarenta varas de frente y quarenta y ocho de fondo que lindan por una parte con dicha calle del Canónigo y por otra con calleja de las Tunas”. Dentro de la finca existían una atarazana y unos pajares. Por esas fechas apenas era utilizada por el tercero de los marqueses, cuyos intereses estaban en otros lugares y no tanto en Dos-Hermanas.
Decadencia y fin
Andando el tiempo, la situación económica de los Pedrosa fue decayendo hasta llegar a un punto casi insostenible. Muy lejos quedaban los negocios de esta familia con las Indias y tras la Guerra de la Independencia, los últimos marqueses no tuvieron más remedio que deshacerse de los pocos bienes inmuebles que les iban quedando. El VI Marqués, don Francisco de Pedrosa, dio un paso más, vendiendo la casa palacio que poseía en la collación de Santa María la Blanca y que todavía se conserva al final del callejón llamado precisamente ‘Dos-Hermanas’. Y lo mismo hizo con la casa que poseía en Dos-Hermanas y que desde 1808 había estado puesta en arrendamiento a varios vecinos de la villa, entre ellos Juan Pérez el Valenciano y Miguel Rubio-Barbero Ramos. En septiembre de 1832, las Justicias de la villa abrieron expediente para determinar si la casa palacio era propiedad particular del Marqués o si, por el contrario, estaba sujeta al mayorazgo de los Pedrosa, fundado en 1655. Si se encontraba en esa segunda situación, el Marqués no podría venderla. Tras presentarse varios testigos (Francisco Martínez, Juan José de Quirós y Manuel Sánchez, vecinos todos de Dos-Hermanas), se determinó que la finca pertenecía en propiedad al VI Marqués, y, por tanto, se dio luz verde a la venta de la casa, que tuvo lugar el 5 de noviembre de 1832. Fue Antonio María de Ojeda, vecino de la ciudad de Sevilla, quien representó al Marqués en el momento de la firma de la escritura y Francisco Sánchez de Mateo, vecino de Dos-Hermanas, el comprador, quien adquirió la casa por 10.000 reales de vellón.
A partir de entonces, la casa palacio sufrió una serie de lógicas transformaciones y particiones que cambiaron su aspecto originario y a principios del siglo XX poco tenía que ver con su imagen originaria.
{xtypo_rounded4}Don Alonso José de Pedrosa, su primer dueño
El único hijo habido del matrimonio de don Pedro de Pedrosa (desde 1639 primer Señor de Dos-Hermanas) con doña María Blanca de Casaus nació en la ciudad de Sevilla en 1648. Siempre estuvo muy influenciado por su madre, quien, debido a las malas relaciones que tuvo con su marido, le inculcó un cierto ‘odio’ hacia don Pedro de Pedrosa, hasta tal punto que don Alonso José utilizaría el escudo de armas de los Casaus y no residió en la casa palacio de Santa María la Blanca de Sevilla, adquirida por don Pedro, sino en otro palacio situado frente a la iglesia San Vicente. Continuó con los negocios indianos, acaparando una gran fortuna que gastó en la consecución del título de Marqués de Dos-Hermanas. Perteneció a la Real Maestranza de Caballería de Sevilla y casó en dos ocasiones: primero, en 1668, con su prima doña María Ponce de León y Casaus, con quien sólo tuvo un hijo, Pedro Manuel de Pedrosa, su heredero, y tras enviudar, con la dama sevillana doña Juana de la Cerda y Valderas, de cuya unión no tuvo descendencia. Falleció en Sevilla en 1692, sucediéndole en el título y mayorazgo su hijo Pedro Manuel de Pedrosa.{/xtypo_rounded4}
De casa palacio a ‘teatro’ …
A finales del siglo XIX tenemos constancia de la celebración de ciertas representaciones teatrales en los amplios corrales de esta casa, a falta de un edificio destinado específicamente a teatro en el municipio. En noviembre de 1876, se informó al juez municipal del siguiente incidente ocurrido en esta casa durante una de esas representaciones: “Serían como las nueve de la noche del día de ayer cuando se presentó en la casa conocida en esta villa por la ‘Del Marqués’ donde se estaba celebrando una función de teatro, el vecino de la misma Juan González Román en estado de embriaguez y como fuese amonestado por mi autoridad a que se retirase a dormir me contestó que no quería, por cuyo motivo y en evitación de mayor escándalo di orden a los dependientes de mi autoridad para que lo condujesen al depósito municipal donde queda a la disposición de Vsted para que pueda celebrarse el oportuno juicio de falta”. Y al año siguiente, la vivienda fue nuevamente escenario de un nuevo ‘escándalo’ cuando Ana López Tristán, hija de Francisco López Gómez, se fugó de casa y buscó refugio, precisamente, en esta casa ‘del Marqués’.