BATMAN Vs SUPERMAN: EL AMANECER DE LA JUSTICIA
Hay en nuestro refranero una sentencia muy popular que dice “Aunque la mona se vista de seda…”. Más o menos eso es lo que le pasa a esta película. Zack Snyder nos tiene habituados a películas que destacan por su trabajo visual, con una estética identificable con facilidad (300, Watchmen, Sucker Punch…), y que centran su poderío en un uso (y abuso) del trabajo en efectos visuales (qué sería de muchas de las producciones de los últimos años sin el CGI), pero que esconden una historia, cuando menos, endeble.
{xtypo_rounded3}Estados Unidos, 2016 (151′)
Título original: Batman v Superman: Dawn of Justice.
Dirección: Zack Snyder.
Producción: Charles Roven, Deborah Snyder.
Guión: Chris Terrio, David S Goyer.
Fotografía: Larry Fong.
Música: Junkie XL, Hans Zimmer.
Montaje: David Brenner.
Intérpretes: Ben Affleck (Bruce Wayne / Batman), Henry Cavill (Clark Kent / Superman), Amy Adams (Lois Lane), Jesse Eisenberg (Lex Luthor), Diane Lane (Martha Kent), Laurence Fishburne (Perry White), Jeremy Irons (Alfred), Holly Hunter (Senadora Finch), Gal Gadot (Diana Prince / Wonder Woman), Scott McNairy (Wallace Keefe), Callan Mulvey (Anatoli Knyazev).{/xtypo_rounded3}
Esta Batman v. Superman no es una excepción. Es una película hecha para la taquilla, para llamar la atención con unos escandalosos fuegos artificiales que hacen mucho ruido pero que no cuentan nada. Puede que estemos ante la película de superhéroes más vacía que hayamos visto. O lo que es peor, que lo que cuente tenga tan poco sentido, que sea todo tan incoherente. Lo único que hace es presentar personajes, abrir tramas, preparar el terreno para lo que será su secuela. De hecho, los personajes que destacan y que uno recuerda al acabar la proyección no son ninguno de los que aparecen en el título, sino los de Lex Luthor y Wonder Woman.
Debido al temor a que las acciones que lleva a cabo Superman causen más desgracias que beneficios a la sociedad, la fiscalía decide actuar y llamarle a declarar, y Batman se propone enfrentarse a él. Por su lado, Lex Luthor aprovecha este enfrentamiento para crear el arma definitiva y alzarse con el poder.
Aunque hay un par de momentos destacables (tres, a lo sumo), no es más que mucho ruido y pocas nueces; una orgía de golpes, de peleas, de ver quién destroza más, y que esconden un batiburrillo de ideas que no encajan, que no tienen el más mínimo sentido. Aparte está el hecho de su duración, esa costumbre de alargar una película para demostrar su ‘grandiosidad’. Dos horas y media que se hacen eternas, dos horas y media de estridencias que no dejan oír nada porque no tiene nada que contar.